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Reflexiones sobre la Formación Inicial en los Capítulos Generales


 

1980 Intermedio- México

2. Promoción vocacional.

Estamos convencidos de que nosotros podemos ayudar a los jóvenes en la percepción de la llamada de Dios a la vida agustiniana, si atendemos con cuidado al estilo de vida de nuestras comunidades: preeminencia de la fraternidad y amistad entre nosotros, dedicación a la plegaria interior y litúrgica, sencillez de vida, y servicio generoso a todos los hombres. Además, cada agustino debe considerarse a sí mismo como un agente de Dios que llama, e interesarse en forma activa de la promoción vocacional en su propio lugar de trabajo.

 

3. La dimensión interior de la vida agustiniana.

Hemos notado un creciente interés en toda la Orden por la oración interior, según fue propuesta por San Agustín. Estamos convencidos de que la relación continua y orante con Dios es la llave para lograr el desarrollo armónico en todas las áreas de la vocación agustiniana. Por ende, consideramos que es imperativo el que esta dimensión interior ocupe un lugar primario en nuestros programas de formación y en la preparación de nuestra formación personal. Además, urgimos a nuestras comunidades a que conviertan la dimensión interior de la vocación agustiniana en uno de los pilares de su vida en común, para que se pueda llevar una vida mas profunda en Cristo, la que a su vez se manifieste en otras facetas del vivir comunitario.

 

4. Estudios agustinianos.

Sentimos que es urgente, para efectos de alcanzar una mas grande identidad religiosa agustiniana, que se dicten cursos sobre San Agustín y sobre la historia de la Orden, en todos los niveles, a partir de la formación inicial.

 

5. Formación pastoral para nuestro tiempo.

Estamos conscientes de que la pobreza de la humanidad implica muchas clases de privaciones materiales y espirituales, y que los Cristianos estamos llamados a promover la liberación del hombre completo. Por este motivo, nuestros programas de formación deben ser orientados a la sensibilización de nuestros jóvenes respecto de la gente necesitada, y a prepararlos para que enfrenten específica y concretamente las deficiencias del mundo. Recomendamos, pues, con gran instancia que la seria formación pastoral esbozada en estas líneas ocupe un lugar destacado en cada programa de formación, y que la supervisión, la enseñanza y el diálogo sean adelantados por directores competentes.

 

6. Preparación especializada de formación personal.

Nos ha causado alegría saber que en los últimos años, muchos religiosos destinados a trabajar en prenoviciados, noviciados y profesorios han recibido preparación especializada para realizar su tarea, de manera específica en la teología de la vida religiosa y en Espiritualidad agustiniana. Exhortamos vivamente a que se asegure la continuación de esta práctica.

 

7. Equipo de formación.

Recomendamos con gran encarecimiento, que hasta donde sea posible, se encargue de la formación inicial un equipo de religiosos competentes que vivan y laboren juntos, en armonía, y que constituyan con los estudiantes una auténtica comunidad agustiniana. Recomendamos, asimismo, que en la formación personal en todos los niveles, se trabaje mancomunadamente para conseguir un programa de formación integral y coherente.

 

8. Contrastes

La disparidad que a veces se observa entre la vida de nuestras comunidades de formación y la vida de otras comunidades de apostolado activo es causa de inquietud. Este contraste ejerce un efecto desestabilizador así sobre los jóvenes como sobre los veteranos. A menos que la caridad agustiniana arbitre espacios para que todos vivan juntos en armonía, la consecuente falta de comunidad, especialmente en las áreas de oración, pobreza y ministerio se convertirá en un contratestimonio. Queremos destacar aquí la urgencia de un mayor compromiso con los ideales de la vida agustiniana que cada uno de nosotros ha profesado.

 

1989 General Roma

Documento

6. El reto de la formación

El dinamismo de la vida que evoluciona y se desarrolla ininterrumpidamente marca un camino de constante crecimiento y conversión nos exige una actitud comprometida de búsqueda. Vive en profundidad quien se deja educar y formar, estudia y se cultiva a sí mismo, asume con madurez la realidad que le interroga, ama la propia vocación y crece en equilibrio al sentirse identificado con su fa­milia religiosa. No se contenta con lo logrado: vive en permanente inquietud, se renueva espiritualmente y afronta con discernimiento cristiano las situaciones de la existencia (Serm. 169, 15,18).

La formación no se agota ni concluye en la fase inicial del camino de la fe ni en una primera opción por el carisma agustiniano.

Un cambio radical de mentalidad pasa necesariamente por una actualizada formación cristológica (adhesión a Cristo) y por una clara visión de la Iglesia como misterio de Comunión (Christus totus). La relación personal con Cristo y la entrega generosa a los demás estimulan y generan un proceso permanente de aprendizaje y conversión.

La relación de amor y de gracia entre Dios y nosotros, a través de la medicación de los hermanos, no es una realidad hecha, sino que se construye y se recompone en el caminar de cada día.

Se trata de un empeño serio, metódico, intenso, para realizar una síntesis entre Evangelio y cultura, entre teoría y práctica, entre Palabra y vida, de modo que surjan fraternidades ricas en humanidad que practiquen la misericordia y la reconciliación con sencillez, alegría y generosidad (Discurso de Juan Pablo II al Capítulo, 26.9.89).

 

7. Agustinos nuevos para un mundo nuevo

El Capítulo es consciente de que la carencia de vocaciones, con ser grave, no es el primer problema de la Orden. De nuestra coherencia religiosa, de nues­tra actitud evangelizadora, de nuestro “sentire cum Ecclesia” depende, en última instancia, nuestra fecundidad vocacional. Una comunidad, en efecto, que no es capaz de recibir, estimular y acompañar a los jóvenes en su propio seno y de ser comunidad con ellos es una comunidad estéril. Sólo si nuestro ambiente in­terno, nuestra cultura, la identidad de nuestra vida y de nuestro servicio son auténticos y transparentes estaremos en condiciones de contagiar de apasionados ideales a las generaciones jóvenes.

Se hace así necesario que, al tiempo que revelamos a los demás la belleza de nuestro carisma, la selección y formación de futuros agustinos esté orientada por criterios de generosidad, sensibilidad ante los problemas del mundo y acti­tudes abiertas frente a la vida.

Sólo así seremos capaces de entrar en el próximo milenio con el empuje que nos exige la historia.

 

Programa

23. a) Que el Consejo General cree una comisión internacional que comprenda expertos en la formación y en san Agustín con el objetivo de redactar un manual de formación agustiniana para formadores que contenga los elementos esenciales de la formación agustiniana… El manual incluiría también aspectos relacionados con la doctrina social de la Iglesia.

24. Que la comisión investigue la posibilidad de tener alguna experiencia agustiniana interregional o internacional como parte de la formación inicial.

25. Que los temas de Justicia y Paz sean incorporados a los programas de formación inicial.

26. Que los Presidentes de cada Federación o los Asistentes Generales den a conocer cuáles son las zonas donde actualmente hay colaboración entre las Provincias en programas de formación, y que con urgencia estudien distintos modos para dar inicio a proyectos interregionales e internacionales que propicien el surgimiento de una colaboración más eficiente entre las Provincias en programas para la formación inicial.

49. En el campo de la formación inicial, se urge a las Provincias a que aúnen esfuerzos y den prioridad al hecho de compartir personal formativo adecuado en noviciados y profesorios comunes siempre que esto sea necesario y apropiado, de modo que:

a) Se alimente el espíritu de unidad al interno de la Orden.

b) Se favorezca una formación corresponsable…

50. Para favorecer una mayor unidad y comunicación al interno de la Orden, exhortamos fuertemente a que sobre todo los agustinos más jóvenes se dediquen al estudio de una segunda lengua.

 

1992 Intermedio Brasil

1.6 Los planes de pastoral vocacional han de ser elaborados por las propias circunscripciones. El plan de pastoral vocacional en Asia, Africa y América Latina, determinado por el Capítulo General Ordinario (n. 18) deberá ser confeccionado por las federaciones existentes (OALA, APAC, AFA) con la colaboración de la Curia. Se recomienda igualmente que la formación inicial se haga en el propio país en cuanto sea posible.

 

1995 General Roma

Documento

Colaboración

22.       Dentro de la Orden de San Agustín hay una forma interna de pobreza que no podemos descuidar sin ofen­der el primero y fundamental modo de caridad hacia los propios Hermanos. Algunas circunscripciones y campos importantes de misión escasean en personal. Según el espíritu de la Regla que profesamos, esta preocupación debe ser de todos según las propias posibilidades. Quien tiene muchos formadores y pocos formandos tendrá que ir en ayuda de quien, por la gracia de Dios, tiene más vocaciones. El que tiene mucho personal dedicado a la cultura lo pondrá a disposición, aunque solo por un tiempo, del que necesita prepararse y crecer sobre todo en la doctrina y espiritualidad agustiniana.

 

 Programa

16. El Prior General y los Superiores Mayores promue­van la colaboración entre las circunscripciones en la formación  inicial, para garantizar una formación más adecuada en todas las circunscripciones y para mejorar los recursos del personal formativo existentes en la Orden.

17. Los Superiores se cuidarán de que los formandos sean situados en comunida­des y en casas que favorez­can de verdad su formación y su inserción, sin utilizar la presencia de formandos o de formadores para otros fines, a costa de la formación.

19. El General y su Consejo establezcan un curso periódico para ayudar en la preparación de los formado­res agustinos. El curso deberá centrarse en la particular dimensión agustiniana de la formación y será de carácter práctico más que simplemente académico. Debería ser de una duración de uno o dos meses. Este curso debería estar preparado para llevarse a la práctica en 1997

26. a) Que las circunscripciones fomenten el intercam­bio de experiencias para que los formandos puedan tener una experiencia pastoral entre los más pobres.

b) Que los Superiores Mayores apoyen proyectos que fomenten y animen a los religiosos a estar en luga­res de nuevas fronteras pastorales, en particular entre los más pobres en las zonas urbanas y en nuestras Circuns­cripciones de Misión.

 

2001 General Roma

A-12. Estudios e Instituto Patrístico

a) Los Superiores Mayores y sus Consejos deben orientar, desde el principio de la formación, a los jóvenes agustinos a la vida de estudios y estimularles a obtener grados universitarios, eclesiásticos o civiles. Se deberá dar cuenta de la situación de estos estudios en los Capítulos.

c) El Capítulo general anima la creación de centros interprovinciales de estudios para la formación de nuestros candidatos.

d) El Capítulo General reafirma la gran importancia y importancia del Colegio S. Mónica como Casa General de Estudios de la Orden, donde los estudiantes tienen la oportunidad de experimentar la internacionalidad de la Orden (Const. 140).

f) El Consejo General nombrará una Comisión para realizar un estudio en toda la Orden para verificar qué esfuerzos deben hacer habitualmente las circunscripciones económicamente más débiles para sostener la formación, qué necesidades no cubren, y cuáles circunscripciones pueden ser consultadas para ayudar voluntariamente a cubrir estas necesidades.

g) El Consejo General reafirma la importancia para nuestros candidatos de aprender un segundo idioma, de entre los más usados en la Orden, para facilitar intercambio de comunicación dentro de la Orden (RI 112). Aparte de este segundo idioma, pueden estudiarse otros idiomas sobre todo aquéllos de los países donde tenemos misiones

 

2007 General Roma

2.2.1 Estructuras de formación. La renovación comienza en la Orden por la formación, sobre todo por la formación inicial y permanente conjuntamente. Con frecuencia, el desafío que supone la elaboración seria de programas y los recursos necesarios para plasmarlos en estructuras adecuadas superan con mucho las posibilidades concretas de las Circunscripciones. Pensar en programas conjuntos y Casas inter-circunscripcionales e internacionales (de lo que ya existen experiencias positivas en la Orden) parece el mínimo exigible ante este desafío, además de una atención especial a la adecuada preparación de los formadores, que deben estar dotados de la madurez, experiencia y cualidades adecuadas (Const. 244).

3.3. Formación. Clave de la renovación y del futuro, en su doble dimensión (inicial y permanente). Un tema cuyo contenido implica revisar todo el proceso formativo, desde la pastoral vocacional en adelante, con especial insistencia hoy en la formación permanente y en un serio estudio de las ciencias que nos permitan responder a los desafios actuales y evangelizar la cultura. ¿Aún no hemos tomado conciencia de la seriedad del tema? ¿Nos preocupa el “problema vocacional” (no vienen nuevas vocaciones) y nos despreocupa la vocación de los que ya ingresaron (deficiencias en la formación inicial, descuido o inexistencia de la formación permanente)? La reflexión, aplicación y actualización de la “Ratio Institutionis” nos ayudará sin duda a plantear acertadamente este tema, a profundizar en las diversas dimensiones (humana, cristiana, agustiniana, profesional/técnica...) de la formación e incluso, como se afirma en la presentación del Documento, “puede significar una ayuda para nuestra propia autocomprensión y para configurar una conciencia más clara de nuestra identidad”.

4.3 c)Reconsiderar nuestras estructuras de gobierno y organización en la Orden, para asegurar que respondan a las exigencias actuales y que ayuden a superar las tendencias al “provincialismo” para mirar más allá de las fronteras de nuestra propia circunscripción.  Esto implica la promoción de casas inter-circumscripcionales de formación, la animación de procesos de unificación de circunscripciones basada en el principio del bien común, la  potencición del intercambio de personal entre circunscripciones como testimonio de la universalidad y unidad de la Orden. “Avanzamos hacia la superación de las barreras geográfi­cas y no podemos permanecer anclados a esquemas del pasado.”(CGO 1995, 27)