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CONCLUSIÓN
EL HILO CONDUCTOR DE LOS ENCUENTROS
DE FORMADORES O.A.L.A.


Una lectura atenta y continuada de los documentos de los Formadores, elaborados en sus sucesivos encuentros a lo largo de estos 25 años, percibe fácilmente un eje conductor que marca un mismo rumbo en todos ellos.

Ese eje conductor está definido por unas determinadas preocupaciones y problemas, que inquietan en el área vocacional y de formación; por unas aspiraciones generalizadas; por sugerencias de proyectos que se anhela hacer realidad, y que se repiten una y otra vez en los diversos documentos, pese la desconexión real que ha existido entre los mismos.

Queremos identificar aquí esos énfasis más significativos, que constituyen una "llamada", en espera de "respuesta" efectiva. He aquí esos énfasis:

1.- El provincialismo es un hecho negativo en nuestra Orden, y es preciso buscar vías de superación.
2.- Es necesario un mayor contacto y comunicación entre Formadores Agustinos de LA, en orden a definir líneas comunes de acción.
3.- Urge unir fuerzas en orden a la instauración de un Noviciado Común.
4.- Se ve como ideal, a largo plazo, el Centro Latinoamericano Agustiniano de Filosofía y Teología, pero inviable en el momento, dadas las dificultades.
5.- Necesitamos poner en contado a los formandos agustinos de LA., de etapas superiores, a través de encuentros específicos.
6.- La cuestión vocacional y de formación es de prioridad indiscutible y es urgente que se sientan implicados en ella las comunidades y Superiores Mayores, y no sólo los Formadores.
7.- Necesitamos definir debidamente nuestra identidad y carisma agustinianos, y descubrir nuestro aporte específico a la sociedad y a la Iglesia.
8.- En el contexto da la formación, y en el testimonio de nuestras comunidades, deben se más y más evidentes nuestra opción por pobres y por jóvenes.
9.- Aspiramos a unas líneas comunes y un Proyecto común de Formación, de acuerdo a la Realidad Latinoamericana.
10.- Necesitamos que los "agustinólogos" elaboren un Manual Sistemático de Filosofía y Teología Agustinianas, para nuestros formandos.

Estos grandes temas se repiten, con matices diversos y desde distintas perspectivas en unos y otros encuentros. Definen, de algún modo, la preocupación y problemática fundamentales de la cuestión vocacional y de la formación:

1.-La cuestión del provincialismo de la Orden.-Somos, por talante agustiniano, marcadamente democráticos. Nos molesta el autoritarismo; pero terminamos lamentando la ausencia de un liderazgo eficaz. Cada provincia o circunscripción es, en lo que se refiere a "poder de decisión", un coto cerrado. Y otras instancias pueden rogar o aconsejar, pero no determinar comportamientos. La estructura de nuestro funcionamiento corporativo bloquea muchas buenas intenciones, y estanca deficiencias que todos reconocemos.

2.- La cuestión de la intercomunicación y la solidaridad efectiva.- En el área de la formación, es ésta una urgencia planteada por el panorama de nuestra realidad. Los formadores difícilmente podemos constituir un Equipo; por falta de personal. Nos sentimos demasiado solos y aislados, y nuestra tarea formativa queda a merced del criterio individual del formador de turno.

3.-La cuestión del Noviciado común.-Nos faltan formadores y son pocos los novicios. Y es bien difícil brindar una experiencia determinante de comunidad y Vida Religiosa, a uno o dos novicios. Dedicar veinte maestros de novicios para treinta novicios, resulta anómalo e incongruente.

4.-La cuestión del Filosofado y Teologado Agustiniano.-Si prescindimos de las provincias mexicanas, somos actualmente 41 formadores para un total de 157 formandos. Es decir, un formador para cada 3.8 formandos. Esto empobrece lamentablemente la formación, cuando sería posible un buen equipo de 15 formadores para atender más adecuadamente a todos.

5.-La cuestión del contacto entre los formandos de L.A-Somos más o menos exitosos, a la hora de expresar un fraternidad agustiniana sin compromiso. Pero fracasamos fácilmente a la hora de emprender proyectos comunes: chocan las diversidades de mentalidad y de cultura. Creemos que eso dejará de ocurrir en un futuro próximo si nuestros formandos se conocen y comparten desde su juventud.

6.-La cuestión de la implicación de los Superiores y Comunidades en el problema vocacional y de formación.- Es un problema que nos afecta a todos, y desborda las posibilidades de uno o varios formadores. Por otra parte nuestros formandos, para definir su vocación, miran, no sólo al formador, sino a la comunidad global.

7.-La cuestión de la identidad y el carisma.- El pueblo sabe quiénes son los franciscanos, y los benedictinos, y las carmelitas. Pero daría una respuesta diferente, de ser preguntado quiénes somos los agustinos, de acuerdo al grupo que conozcan. Y es que somos nosotros mismos los que ignoramos quiénes somos, en realidad. Y esto dificulta también cualquier intento de proyecto común.

8.-La cuestión del testimonio y la opción por los pobres y los jóvenes.-La motivación vocacional de nuestros jóvenes se fundamenta más en el testimonio y coherencia de vida colectiva, que las palabras del formador. Anexos a este tema son los de la inserción y la inculturación.

9.-La cuestión del Proyecto común de formación.-Somos celosos de nuestras diversidades. Pero, a la hora de la verdad, nos sentimos vulnerables cuando caminamos demasiado solos. Sabemos demasiado bien que la dispersión nos debilita, y que sólo " la unión hace la fuerza".

10.-La cuestión del Manual Agustiniano de Filosofía y Teología.-No falta el deseo y los apremios, en nuestros formandos, de conocer sólidamente a San Agustín. Incluso en sus Centros de Estudios, los profesores dan por supuesto que los estudiantes "agustinos" son los que mejor pueden dar razón del pensamiento agustiniano. Pero San Agustín es un mundo, y necesitamos medios sencillos de acceder a él. Estamos suplicando la ayuda de los agustinólogos de la Orden.

Son estos los grandes temas que inciden más específicamente en el área vocacional y formativa. Enmarcados, sin duda, en otro más global como es el de la Revitalización de la Orden en Latinoamérica, objetivo concreto de la Asamblea de Conocoto.

Son los temas que venimos abordando eternamente los formadores de Latinoamérica. Pero llegando siempre al mismo límite: Nada lograremos concretar sin el acompañamiento solidario y efectivo de nuestras comunidades y, particularmente, de los Superiores Mayores. Por eso, de una u otra forma, hemos expresado la súplica.

Hay también otra cuestión, que ha aflorado en algunos de los Encuentros de los Formadores, así como en las reuniones del actual Equipo de OALA- La Orden, en Latinoamérica, es demasiado poco cana: Buena parte de las circunscripciones son dependientes, en cuanto al poder de decisión, de provincias europeas o norteamericanas. OALA no posee sino una función moral; y ni siquiera tiene representación en el Capítulo General. Y el Asistente carece de jurisdicción, e incluso depende económicamente de las circunscripciones que visita.

A la hora de la verdad, falta un liderazgo "latinoamericano" de peso, cuando se trata de avanzar tras de grandes objetivos, a que los Formadores se están continuamente refiriendo. Nuestros liderazgos informales han de finalizar siempre diciendo: "¡No tengo competencia para eso"! Son cuestiones de fondo que, frente a los grandes problemas, sólo permiten pequeñas soluciones.

En todo caso, el "Continente Americano" nos viene grande: Son enormes las distancias y no pequeñas las diferencias culturales que nos separan. Y muchos pretendidos "proyectos comunes" a nivel continental se desmoronan por sí solos. De ahí que, tanto de los Encuentros de Formadores, como del actual Equipo de OALA, ha surgido el anhelo de la "regionalización de OALA", de tal manera que, sin abandonar el nivel continental, se ubiquen los compromisos más comunes a nivel regional. Nuevamente, implica un cambio de estructura que habrán de aprobar nuestros Superiores Mayores.

Nos hemos ocupado aquí, naturalmente, de la problemática. Pero no todo es problema: ha habido también significativos avances: La Ratio Institutionis de la Orden, las varias experiencias de noviciado y profesorio comunes, aunque de exclusiva responsabilidad de la circunscripción anfitriona, el itinerario recorrido juntos por los Formadores de OALA, etc., son signos positivos y esperanzadores.

Quiera el Señor que los numerosos "signos de vida", evidentes hoy en nuestra Comunidad Agustiniana global, sean el fermento de esperanza en el horizonte de "Los Agustinos hacia el 2000".

Santiago de Chile, a 7 de octubre de 1994.