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ENCUENTRO CONTINENTAL DE EDUCADORES AGUSTINIANOS

“EDUCACIÓN AGUSTINIANA Y PROYECTO PASTORAL”

TRUJILLO, PERÚ – ENERO 2010


EL PROYECTO DE PASTORAL
DINAMIZADOR DEL PROYECTO EDUCATIVO

Victor Lozano, OSA
Directiva de OALA, Area de Educación

 

1.-  Conseguir que nuestros colegios sean ante todo centros de evangelización mediante la acción coordinada de los distintos agentes educativos que los integran, especialmente con la implicación y el testimonio del profesorado religioso y seglar.  

2. Mantener y potenciar los sistemas de gestión de calidad en nuestros centros, con vistas a responder a los retos que demanda nuestra sociedad actual.

(Objetivos del Proyecto Capitular de la Provincia de Filipinas)  

 

INTRODUCCIÓN

La Iglesia entró en la educación desde el siglo XII en las  universidades y desde el siglo XIX en los niveles básicos educativos. La razón principal fue transmitir el mensaje religioso a través de la cultura y de la enseñanza. Hoy estamos inmersos en un contexto cada vez más plural y globalizado, con la secularización en avance, donde los valores religiosos han perdido fuerza. No obstante, la oferta y la labor educativa de nuestros centros sigue siendo altamente valorada y aceptada como positiva, y buena prueba de ello es la alta demanda de solicitudes.

 

La educación hoy ha cambiado porque la sociedad también ha cambiado y valora esta labor edu-cativa de manera distinta a como lo hacía hace años. Antes se vivía, en general, en un ambiente cristiano y la escuela era un aspecto más de esos ambientes cristianos. La familia, la escuela y la sociedad antes eran coincidentes en valores. Hoy no. La sociedad y la familia son pluralistas y secularizadas y transmiten mensajes diferentes e incluso contradictorios.

 

En estos momentos a la Iglesia le van quedando menos espacios en los que pueda transmitir el mensaje cristiano. El clima socio-cultural imperante en la sociedad actual hace que, a menudo, la escuela católica sea el único lugar donde se puede hacer una propuesta clara y explícita de la fe cristiana a los alejados. La mayor debilidad es que la acción pastoral no suele verse respaldada por la familia y eso dificulta mucho la tarea. Pero por otra parte puede es un buen reto asumir la iniciación cristiana de alumnos y familias alejados de la fe. Perder o descafeinar nuestra función evangelizadora sería perder una de las posibilidades más sólidas de inculturar el Evangelio en la propia cultura. Porque una cosa es cierta: solo tiene sentido la presencia de los agustinos en la enseñanza, si se mantienen los fines de la evangelización en la sociedad del siglo XXI y no tienen razón de ser si no son focos de evangelización de la cultura y síntesis de cultura y fe. Esto nos obliga a presentar con claridad nuestra identidad como centro cristiano y nuestra actividad.

 

Además, no olvidemos que la fe sociológica nos ha dejado una herencia de dudoso valor; la fe se extendió más y mejor cuando hubo oposición que cuando se dieron facilidades a partir de Constantino. Por tanto, solo la fe vivida desde un sólido compromiso personal puede irradiar e impregnar de fe la comunidad educativa. En este sentido la fe de los laicos puede ser más significativa e importante que la de los mismos religiosos.

 

Nuestros colegios deben, además, dar respuesta a la demanda de una sociedad plural y diversa que exige cada vez más alto grado de calidad en los medios y en la competencia y preparación del profesorado para transmitir valores y conocimientos. Un colegio malo difícilmente podrá ser buen ámbito de evangelización. Del mismo modo, la actividad pastoral necesita contar cada vez más con la colaboración de laicos comprometidos, porque los religiosos –es obvio- cada vez somos menos, y cada vez se va asimilando más que el mandato de Jesús “id y enseñad” es para todos y no solo para los misioneros. Para ello es necesario integrar al profesorado en organismos directamente encargados de planificar y dirigir la acción pastoral y facilitarles todos los medios materiales y formativos para que puedan contribuir eficazmente a la tarea evangelizadora; porque hoy por hoy, la mayoría todavía no suele ser testimonio positivo de vida cristiana.

EL PROYECTO DE PASTORAL

DINAMIZADOR DEL PROYECTO EDUCATIVO

 

Los colegios católicos en general y los agustinianos en particular, están bien considerados en todo el mundo, suelen ser exitosos en el campo académico. También lo son en el campo económico, por cierto, y en general tenemos buenas infraestructuras. Pero no podemos decir lo mismo de nuestra incidencia en el campo de la evangelización. Y eso que este es el motivo principal para hacer o mantener un colegio en nuestra Orden. A pesar de nuestra larga presencia  en la educación no ha dado los éxitos esperados. Se ve que para el campo pastoral se requiere hilar más fino. Hay ingredientes que no manejamos, variables que se nos escapan de las manos, porque tal vez no están ya en nuestras manos. Lo cierto es que el equipaje espiritual con que el Colegio habilita a los alumnos/as, con el tiempo, y en general, lo van dejando en el olvido, o va quedando bastante descafeinado en muchos de los casos. 

 

Podríamos echar la culpa al tipo de pastoral que se hacía antes, pero las modernas metodologías tampoco han dado mejores resultados. Los resultados no se condicen con los objetivos deseados y esto nos plantea serios desafíos a los que estamos en educación. (Y por eso el tema de éste Encuentro). Por otra parte los documentos de la Iglesia , como hemos oído decir ayer al P. Juan Carlos, insisten en que las I. Educativas son un lugar privilegiado para la evangelización. La escuela aporta a la Evangelización unas claves de continuidad y secuencialidad, de didáctica y adaptación de lenguajes más elaborados que en otros procesos pastorales. Es decir, el Colegio constituye un espacio de propuesta del Evangelio de primer orden. En nuestros colegios las dimensiones pastoral y académica siempre han caminado juntas. Por eso nos preguntamos: ¿Qué nos está pasando? ¿Asumimos con seriedad el compromiso evangelizador que motiva estar trabajando en el campo educativo? ¿Estamos todos en el tema, o solo un equipo? La orientación del Colegio, ¿está yendo por los caminos de la calidad genérica o realmente la pastoral y la evangelización son el leit motiv de nuestros centros?

 

AGUSTÍN INSPIRADOR

Si buscamos inspiración en San Agustín, podremos encontrar algunas luces porque él fue un eminente educador y se pasó la mayor parte de su vida educando y evangelizando, desde el    púlpito y la pluma especialmente, además de la animación comunitaria. En la lógica de Agustín educar y evangelizar van parejos. El no quiso elaborar un sistema educativo para enseñar solo conocimientos, sino para formar cristianos. Se trata de la formación de la persona en cuanto a su ser, no solo en cuanto a su instrucción o tener.  Y es que Agustín parte de que, el hombre, como criatura de Dios, solo tiene un destino adecuado: Dios mismo, pues “nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en Ti”. Por tanto, si Dios es la meta, la educación debe ser también un camino, uno de tantos como hay, para ayudar al hombre a conseguir, de la mejor manera, el fin al que ha sido destinado. El proceso educativo se convierte así en un camino de perfección, de imitatio Christi, el modelo de hombre, de salvación cristiana. 

 

El itinerario de Agustín ilustra mucho y bien lo que puede hacer la educación y la familia porque él fue el resultado de dos siembras: la de su padre, pagano, ambicionando títulos, honores, dinero y posición social, y la de su madre, que lo único que quería es poner la pasión de su hijo al servicio de Cristo. Menos mal que triunfó la semilla de Mónica, porque sino, hoy no sabríamos quien fue Aurelio Agustín.

 

LA EDUCACIÓN , SIEMBRA INTEGRAL

Educar es fundamentalmente sembrar, y a todos nos gusta más la época de la cosecha, pero es así, educar es sementera y la simiente puede caer en muchos tipos de tierra. Ante el poco éxito medible de nuestra siembra pastoral nos puede entrar la tentación de educar solo hacia metas inmediatas (profesionales, económicas, de status…) y obviar las metas y referencias últimas, sean estas religiosas o humanas, con lo cual estaríamos contribuyendo a la estafa de lo que significa dejar sin respuesta a los verdaderos interrogantes del hombre.

 

La educación es integral, no deja fuera ninguna dimensión humana, por tanto toda auténtica educación ha de resultar evangelizadora y toda evangelización ha de ser educadora y liberadora. El Evangelio ilumina y da el sentido a toda la existencia humana. Casi se podría decir que educación y evangelización comparten los mismos objetivos en orden a dar plenitud al ser humano, ambas apuntan a los valores, a las aspiraciones más profundas del hombre, a la búsqueda de la Verdad. Nos apuntamos a esto porque estamos seguros de que el Evangelio hace al hombre más hombre y le abre las puertas, si así lo quiere, de convertirse en divino.

 

¿Aceptamos el reto de la evangelización en la escuela? ¿Qué implica mayormente? Primero preparar la tierra. ¿Cómo está el campo hoy? Veamos la realidad, cada uno la suya: niños que se abren a la vida, jóvenes desorientados, que experimentan la dura incertidumbre de padres separados, o viven el reflejo de los conflictos que viven sus padres. Por otra parte ya no solo educa el colegio, educan los mass media, la calle, los amigos y esa simiente viene con la maleza, de un mundo postcristiano, con una fe circunscrita al segmento de exclusivas luces humanas. Familias y jóvenes cuyo único punto de contacto con la Iglesia es lo que les da el Colegio. Y aquí hay que ser conclusivos: si en el entono familiar no se vive la fe, si la familia no entra a tallar en este tema, será bien difícil que la semilla caiga en buena tierra, será labor de la Gracia. Pero si el Colegio tiene “alma”, son muchos los puntos de contacto de la Comunidad Educativa con el joven, a menudo alejado de la fe: convivencias, tutorías, campañas, derechos humanos, semanas de, grupos, jornadas, liturgias, proyección social, apuesta por valores transversales…

 

EL PROYECTO EDUCATIVO Y EL PROYECTO PASTORAL

Cuando algún directivo o promotor habla de evangelización en el Colegio la gente empieza a pensar en programa de misas, celebraciones, retiros y clases de religión en un ambiente interno de invernadero. Habría que desmontar ideas preconcebidas antes de comenzar, porque la acción evangelizadora no se circunscribe solo a estos actos. Básicamente se evangeliza desde la presen-cia y la cercanía a través de las actividad académicas y extraescolares, por medio de gestos concretos y desde la base de lo que lo que se es, constitutivamente, no desde lo que se postula teóricamente en plan cumplimiento. Pero veamos operativamente.

 

Todos nuestros colegios tienen un Proyecto Educativo (PE). Es como la maqueta de un edificio. Es la arquitectura de todos los elementos para conseguir las metas y los objetivos. Este engloba el Proyecto Curricular (PC) (contenidos educativos, detallados, secuenciados y progresivos a desarrollar) el Proyecto Organizativo (PO) (estructuras organizativas que concretan lo expresado en el PE) y el Proyecto Pastoral (PP). 

 

Con esos instrumentos edificamos. Esto implica continuidad y coherencia de todo el claustro de profesores en torno a los valores de nuestra escuela y a la labor de evangelización que se realiza a través de todo el entramado escolar. La coherencia de un colegio cristiano-agustiniano      dependerá en buena medida de la influencia dinamizadora que ejerza el Proyecto de Pastoral al interior del Proyecto Educativo. Tenemos dos ámbitos de pastoral: la académica que se desarrolla durante el tiempo académico y dirigida a todos y la extra académica que participan los que libremente se interesan.

 

PRIORIDAD  Nº 1: EVANGELIZAR

La escuela católica existe para evangelizar, ese es su objetivo número uno y el que da sentido a su existencia. La escuela católica es Iglesia y la Iglesia existe fundamentalmente para el mundo, para evangelizar al mundo. Por tanto, toda I. Educativa católica es como la avanzadilla de la Iglesia en el campo cultural y educativo y el medio privilegiado para la formación integral del hombre. Es decir, asume una acción eclesial con un Proyecto Educativo basado en el Evangelio favorecedor del diálogo fe-cultura, buscando a la vez ser plataforma de promoción humana y desarrollo social. Puebla nos recuerda que cuando alguien se evangeliza y logra su conversión, también se educa, porque un hombre convertido y renovado en su mente y en su corazón encuentra el norte de su vida, se perfecciona y ennoblece: se humaniza y se salva (nº 1013).

 

Pero, ¿qué entendemos por Evangelización?  Porque malas bases podremos asentar si no en-tendemos todos lo mismo cuando hablamos de evangelización. La palabra Evangelio sale 157 veces en el Concilio, y 49 evangelizar  y  evangelización. Son términos que pueblan todos los documentos eclesiales desde hace años. Por ejemplo, la Evangelii Nuntiandi , de Pablo VI, o el Doc. Puebla que tiene como subtítulo La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina, o Juan Pablo II que hablaba todo el tiempo de nueva evangelización.

 

Pues bien, evangelizar es sentirse portador de un mensaje de liberación, de amor fraterno, de transformación de la persona desde adentro para a su vez transformar la sociedad. “Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y con su influjo, transformada desde adentro, renovar a la misma humanidad” (E.N. nº 18).La Iglesia es para el mundo, para evangelizar el mundo, por tanto, nuestra Orden, con todas sus obras, directa o indirectamente, también. Evangelizar implica anuncio del Evangelio del Reino, testimonio coherente entre los hombres, educación en la fe profesada, celebración comunitaria de lo que vivimos  para renovación de la humanidad, transformando desde el Evangelio vivido los valores, las estructuras, los modelos y los criterios que contradicen el mensaje del Reino. 

 

Para llevar adelante la tarea educativa evangelizadora, nuestra escuela, impulsada por el dinamismo profético, orienta su PE a coordinar el conjunto de la cultura humana con el mensaje de salvación tratando de inculturar el Evangelio para evangelizar la cultura. Es obvio, pues que la formación cristiana del alumnado no puede plantearse como un anexo, un añadido, un parche, un superpuesto a su formación integral, sino que se entiende como una formación informadora de todas las facetas a partir de una formación integral y sólida. La escuela católico/agustiniana debe ser sinónima de buena escuela, de calidad, que evangeliza educando y educa evangelizando.

 

La clave de esto es crear un ambiente de Comunidad Educativa animado por el espíritu     evangélico de libertad y caridad, para ayudar a los alumnos a que se desarrollen como personas y crezcan en su dimensión trascendente. Así la Iglesia colabora con otras instancias en la educación de la juventud aportando un sentido nuevo de humanización y de cultura. Al ofrecer una formación integral cumple una tarea eclesial insustituible. La escuela católica lo que hace es integrar el componente espiritual del hombre dentro de la realidad en la que vive superando visiones fragmentadas. El fin de la evangelización es el cambio interior, el cambio de la conciencia personal y colectiva de los hombres, actuar conforme a lo mejor que hay en ellos.  

 

La evangelización es la razón de ser y la misión fundamental de la Iglesia. Nació para ser luz, sal, fermento en la masa. Involucra y compromete a todo cristiano, por tanto, es tarea irrenuncia-ble en un Colegio agustiniano porque la antropología que fundamenta nuestra educación, como vimos antes, es religiosa.  Lo malo es que vivimos en un mundo presidido por la muerte de Dios, el espectáculo intolerable de la pobreza y la incultura, la violencia de los fuertes… en definitiva, la desesperanza. En nuestras manos tenemos horas de horas niños/as y adolescentes, familias... debemos preguntarnos: ¿qué podría hacernos hoy más libres, más humanos, más justos, más solidarios, más fraternos? Aquí es donde tiene voz y significado la misión de la Iglesia : solo desde la fe hay respuesta, solo desde el Evangelio. Ese es nuestro fuerte.

 

Las objeciones que suelen apuntar muchos van siempre por el mismo camino: que desde el Colegio poco se puede hacer, los chicos vienen a estudiar y no para otras cosas; que al colegio no se le puede pedir todo, y para ese tema ya existen las parroquias, por tanto, a cada uno lo suyo. Otros más sibilinos aceptan eso de evangelizar en el Colegio pero se lo endosan al departamento de Educación en la Fe. Finalmente , los más críticos observan que el discurso de Jesús choca frontalmente con nuestra vida y con las estructuras que hemos montado.

 

En realidad parecen objeciones fuertes pero solo en apariencia. De hecho hoy se insiste mucho en que la escuela es lugar de auténtica acción pastoral, comparte la misión evangelizadora de la Iglesia y es lugar privilegiado para realizar la educación cristiana. No es una misión yuxtapuesta a lo académico sino que es una cualidad propia y específica de la escuela católica, por tanto hay que ir a la raíz y no quedarnos en los frontispicios. Lógicamente la pastoral adecuada para un colegio es la educativa, no la parroquial, que tiene variables propias. Se precisa un trabajo organizado y coordinado por parte de todos, no vale la improvisación, la buena voluntad o encargarle la tarea exclusivamente a un equipo.

 

EL PROYECTO PASTORAL

Todos los elementos de la escuela católica deben integrarse en un mismo proceso de    evangelización y orientarse a la promoción total de la persona desde el concepto cristiano del hombre. Cada Colegio debe elaborar su PP pensando en promover el itinerario cristiano del alumno dentro del diseño del PE. El Proyecto Pastoral se comprende y se concreta a través del Proyecto Curricular, (porque este concreta el proceso educativo integral) y a través del desarrollo de esa dimensión del PE más explícitamente evangelizadora, de apertura y propuesta de fe concretada en el plan de iniciación cristiana dentro de la escuela.

 

El PP ha de satisfacer dos finalidades complementarias: una, imprimir la opción evangelizadora a todo el proceso educativo, es decir, organizar todo el colegio en clave pastoral y desde ahí, dar unidad y coherencia a todo el proceso. Y la otra, programar la acción pastoral que promueve el avance progresivo y secuenciado de la iniciación cristiana. La característica esencial del PP es servir de fermento al PE en orden a lograr un itinerario educativo cristiano. El PP no es solo pa-ra prever las actividades religiosas a desarrollar, es el dinamizador de todo el boscaje educativo.

 

Si el anuncio, la profundización o la celebración de la fe no fueran posibles, o fueran anexos des-contextualizados, el PP estaría sobrando. Desde esta perspectiva el PP necesita de todo el    claustro de profesores como agentes en distintos grados y niveles. Esto conlleva implicar a todos en las acciones evangelizadoras. Debe actuar subsidiariamente y en colaboración con todos los demás planes, proyectos y organismos fomentando la acción evangelizadora de cada uno de ellos. El PP debe ser esencialmente transformador: se trata de cambiar la situación real de los destinatarios de la acción educativa, en la dirección del proceso evangelizador, poniendo sus mejores esfuerzos en las “zonas de desarrollo próximo” además de prever la atención personalizada de cada alumno/a. 

 

La plataforma educativa y evangelizadora de un Colegio católico-agustiniano tiene que hacerse desde tres niveles: 1º La propuesta antropológica agustiniana o manera de ser hombre o mujer en el mundo. 2º Propuesta diálogo fe-cultura, que normalmente asume la enseñanza religiosa y 3º Propuesta explícita de la fe que incluye la catequesis, dentro o fuera del Colegio.

 

CAMPOS DE LA PASTORAL EDUCATIVA

1. PROPUESTA ANTROPOLOGICA

El PP puede desarrollarse en tres campos concéntricos, referidos a los tres niveles de la   propuesta cristiana y que pueden darse en simultaneidad.

 

Algunos lo llaman “pedagogía del umbral” y es lo característico de la escuela agustiniana: una manera de ser y de estar en el mundo, un estilo de ser hombre, una manera de insertarse en la sociedad. Esta es la aportación que hace nuestra escuela desde la fe a la construcción del hombre programada desde el PE. Se trata de pasar de una situación pasiva a otra activa, situar al alumno ante el mundo de manera crítica, enseñándole a leer sus claves y su significado según los valores cristianos. Este es el rasgo, el sello, el talante, el duende de la escuela católica/agustiniana. Esta pedagogía del umbral es el primer rasgo que define a la escuela católica y tiene tres dimensiones:

 

-Educación para la utopía o la esperanza: es cultivar expectativas, preparar hombres que se nieguen a aceptar la realidad actual como única realidad posible y se empeñen en su transformación; es educar en el valor de la vida, su significado y su destino, el sentido del más allá, la superación de las estructuras, la capacidad de mejorar el mundo, o sea, sembrar el Reino. En cristiano, es cultivar la esperanza mesiánica, abrir el hombre al Reino de Dios, ponerle en el umbral de la fe en el Salvador, prepararle para atreverse a ser un Hombre Nuevo.

A veces se nos acusa de reproducir la sociedad y de perpetuar el sistema. Ojo a esto porque una buena evangelización es justo todo lo contrario. (Han hecho más por Europa, por la paz y por la justicia, De Gasperi, Adenauer y Shumann que todos los movimientos revolucionarios juntos.)

 

-Educar para la búsqueda: la mejor escuela no es la que da muchas respuestas sino la que se hace muchas preguntas y e incita a buscar respuestas. Los jóvenes han oído demasiadas respues-tas, pero no tienen interrogantes que les inquieten,  por eso viven y dejan de buscar. Es preciso aquí educar para la búsqueda, que supone desarrollar la capacidad de preguntarse y no solo de aprender; desarrollar la capacidad crítica y transformadora y no sólo la integración al sistema. Desarrollar la apertura al misterio, descubrir el sentido sacramental de la vida y del mundo. Es un papel que corresponde a toda la escuela y que debe ser programado en todas las áreas. Ya Se está hablando de competencia espiritual referida a todo ese conjunto de capacidades personales para admirarse y hacerse preguntas, buscar sentido y abrirse al otro, a la trascendencia.

 

-Educación para los valores. Se llega al umbral de la fe apoyándose en ciertos valores humanos fundamentales. Antes de sentir la necesidad de que alguien me salve, he de descubrirme yo mismo como alguien, no como algo que necesita ser salvado; he de descubrir la dignidad de la persona humana, he de reconocer la capacidad de elección y decisión que nos caracteriza. (No voy aquí a tocar los valores de la escuela agustiniana porque no hacen al caso).

 

¿Qué tipo de hombre queremos formar?  Este es un punto esencial porque la paradoja del hombre, en su ansiosa búsqueda de felicidad, nunca ha sido menos feliz, y no por falta de recursos, sino por carencia de sentido. Lo contrario de la felicidad no es el dolor o el sufrimiento, sino el vacío. Solo tendrá vigencia la escuela que sea capaz de ofrecer valores permanentes. Y aquí esta nuestro reto: ser alternativa a la escuela laica por los valores que transmitimos. Por lo tanto, se trata de conjugar la educación en valores con el logro de una mayor calidad educativa: este es uno de los objetivos de la pastoral educativa cristiana.

 

Por otra parte, no se trata de aumentar horas lectivas, introducir cuñas moralizantes o cosas semejantes. Se trata del lenguaje de los gestos propios de un magisterio realmente honesto, creyente, profesional y comprometido dispuesto a arrimar el hombro, dispuesto a fajarse por los que más limitaciones tienen. Tal vez no todos sean expertos en Biblia, pastoral o catequesis, pero todos pueden actuar de manera honesta, responsable, acogedora, justa y veraz… y eso es lo que va dando el substrato y la transmisión de los valores. Compromete a todos, por tanto. El Dpto. de Educación en la Fe , puede ser el equipo dinamizador, pero no el único actor, porque como Colegio agustiniano, es la evangelización la columna vertebral de nuestra propuesta educativa.  

Por último, la objeción de las estructuras no es un óbice, porque, a quién puede molestar el hecho de tener buenas instalaciones. Lo importante es preguntarse para qué y para quiénes las tenemos, preguntarnos qué estamos haciendo con ellas. 

 

El mejor modelo de escuela, el mejor PE será aquel que sea capaz de responder a los nuevos retos educativos con sus inmensas expectativas y los temores que inspiran, mediante una oferta coherente de auténticos valores. Pero estos implican una forma de vivir, y a vivir sólo se puede aprender viviendo. Por tanto, esa educación debe hacerse desde los mismos valores que se promueven. Educando en los valores y para los valores la escuela forma al hombre desde dentro, lo libera de los condicionamientos que pudieran impedir al hombre vivir como tal.  A través de contenidos y experiencias programados para cada nivel, campañas, interacciones y escenarios varios, la escuela facilita la interiorización de los valores y la construcción de un nuevo ambiente a través de los mismos. Esto debe obligar a la escuela a revisar constantemente sus estructuras para que no pesen demasiado sino que sean fieles trasmisoras de aquellos. De ahí la importancia del Proyecto Organizacional.

 

2. DIÁLOGO FE-CULTURA

Además del clima se necesita una enseñanza religiosa seria de educación en la fe. No basta con un barniz superficial, es necesario superar la fe infantil y dar respuesta a los grandes    interrogantes del hombre y de la ciencia hacia la fe. El profesor de Religión debe mostrar competencia profesional y testimonio de fe maduros. La religión debe tener las exigencias de las demás asignaturas. La enseñanza religiosa aporta una reflexión sobre la propia vida personal y social iluminándolas desde la calve cristiana. En los primeros años irán juntos catequesis y clase de religión. Más tarde cada cual tendrá su propio ámbito.

 

Para hacer la síntesis fe-cultura el alumno debe tener no solo una simple información del fenómeno religioso, sino las claves de interpretación de experiencias vitales. Aquí reside una de las mayores dificultades prácticas de los programas de formación. La formación religiosa aporta al proceso de educación en la fe, una formulación racional –cultural- de la identidad cristiana y la posibilidad de integrar el saber religioso entre el conjunto de saberes humanos como un elemento crítico y direccional. Su función peculiar es proponer el sentido cristiano del mundo, del hombre y de la historia y desde ahí, discernir las demás visiones que nos proporciona la cultura actual.

 

De la pedagogía del umbral viene la capacidad de interrogar, de llamar la atención sobre las cuestiones más trascendentales de la vida humana, del sentido último de la historia y del mundo. Proporciona una escala de valores a partir del Evangelio, efectúa una crítica de la sociedad actual a la vez que ofrece cauces y esperanzas  para cambiarla.

 

Por otra parte, al anunciar explícitamente a Jesús y su mensaje, la formación religiosa se sitúa justo al otro lado del umbral, para facilitar el paso a quienes hayan recorrido el camino previo y deseen dar el paso. Actúa como lazo de conexión entre el primer y el tercer campo. Puede así asumir funciones propias de la catequesis animando a los alumnos creyentes a la vivencia del mensaje cristiano, ofreciendo momentos de oración y celebración, incluso jornadas de reflexión y convivencia cristiana. De este modo despierta el deseo de una plena catequización en los grupos que se forman con este objetivo, al margen del horario académico. Y no se trata solo de asimilar contenidos sino de expresarlos creativamente, lo que implica el dominio de los signos y símbolos mediante los cuales se codifica el lenguaje y se construye el mundo material. Se debe cuidar desde la niñez el lenguaje simbólico bíblico-religioso, base para la expresión de la fe y para poder llegar a captar las experiencias originales de la misma, a través de las formulaciones que la tradición nos ha legado.

 

3. CATEQUESIS EXPLÍCITA

Catequesis y religión son servicios diferentes pero complementarios. Una cubre los contenidos doctrinales y la otra los celebrativos y de compromiso. Pero la propuesta de Jesús tiene un carácter opcional, es una invitación a seguirle y esto se debe plantear en el momento evolutivo más adecuado. Lo importante es que la presentación de los contenidos de la fe cristiana no esté dominada por la prohibición sino por una moral liberadora.

 

La catequesis es la cumbre del proceso de educación en la fe encomendado a la escuela cristiana, aunque algunos no lo vean. Es algo irrenunciable en el proyecto de iniciación integral a la fe y su aportación carismática de la escuela en bien de la comunidad eclesial. Sin este tramo quedaría truncada la identidad de la escuela cristiana. La catequesis explícita de iniciación se define como un proceso de conversión a Cristo que culmina con la incorporación a una comunidad cristiana y se manifiesta en el compromiso vital por el Reino. En las familias creyentes este proceso comenzó con el bautismo y la catequesis familiar y continua en la escuela a lo largo de toda la infancia  en un despertar de la fe.

 

Aquí es bueno entrar en relación con las parroquias de los chicos para evitar tanto los vacíos como las duplicidades, especialmente respecto a los sacramentos. En la media que el ambiente religioso del alumnado lo permita, la escuela debe prever en su proyecto una adecuada iniciación a la oración y a la celebración de la fe dentro del currículo escolar, de modo que debe cuidarse la catequesis y la celebración de la Eucaristía y de la penitencia por la importancia que tienen para la identidad cristiana en la inserción comunitaria y en el proceso de conversión personal. Se trata de un acercamiento a la fe desde claves no meramente racionales, sino emocionales y vivenciales. Otros elementos son las convivencias, los retiros planteados con relación al proceso de iniciación cristiana como invitaciones permanentes al seguimiento de Jesús en la comunidad eclesial. La dimensión vocacional también es connatural a la fe cristiana y no debe faltar en nuestra escuela esa pastoral vocacional que ayude a los jóvenes a encontrar su ubicación de servicio. El núcleo de este tercer campo se encuentra en el grupo de profundización en la fe, donde se desarrolla el proceso catecumenal y donde convergen y toman consistencia los otros elementos catequísticos antes citados.

 

El proceso no está sujeto al corsé académico sino que se prolonga más allá de la estancia del chico/a en el colegio. El destino final deben ser las comunidades parroquiales, u otras.

 

LA PROGRAMACIÓN

Esta programación no se refiere a los últimos niveles, sino que debe hacerse en función de la situación en la que se encuentran los destinatarios y promover su transformación o paso del nivel de desarrollo real al nivel de desarrollo potencial (pedagogía del umbral). Partiendo de la realidad, el PP programa los objetivos y líneas de acción para una etapa convencional que puede ser un año o varios, y siempre se debe evaluar antes de hacer nuevos planes. No olvidar que el PP se elabora a partir del análisis de la situación para conocer la realidad a transformar y el marco teórico de referencia para saber a dónde queremos llegar, o en qué dirección debe ser modificada la realidad presente, recurriendo siempre a las fuentes: el Ideario, el PE, documentos eclesiales, etc.  Se trata de enunciar principios que fundamentan la acción pastoral de cada centro, definir criterios orientadores de la acción y las opciones urgentes, los valores prioritarios, las políticas, las estrategias, etc.

 

LA COMUNIDAD EDUCATIVA CRISTIANA COMO BASE DEL PP

La comunidad educativa, conjunto de las personas que en el ámbito escolar comparten el PE, se convierte en una paradoja cuando queda reducida a su estructura legal por no asumir las tareas con vocación educadora. Su punto de partida es precisamente el PE, y como todos forman parte del mismo, no debe faltar ningún estamento a la hora de su preparación. La cohesión es      fundamental si se quiere mejorar la calidad educadora y evangelizadora del Colegio. La educación se fragua en las relaciones, en las mediaciones, en el amor. La persona crece y madura en la participación y en la responsabilidad de los cometidos que le pone la vida. Comunidad hace referencia a una red de relaciones cuyo lenguaje esencial es la confianza, la comprensión y la colaboración mutua. Debe haber confluencia, nunca confrontación. Vivir el estilo comunitario exige actitudes de respeto, diálogo, integración de fuerzas, subsidiaridad, comunión, unidad en la diversidad. En concreto:

 

-Debe esforzarse en integrar la pluralidad; atender el reto de formar en los valores del PE ante los retos de la sociedad actual, proponer actividades formativas que aglutinen al mayor grupo de participantes, actualizar los medios y las metodologías para afrontar el futuro inmediato; tecnología, audiovisuales, informática, idiomas, educación para el ocio... Esencialmente tiene que asegurar los procesos formativos, el clima de convivencia y de relaciones, siendo los directivos los primeros en el testimonio de esa unión y madura convivencia.

 

No habrá posibilidad de alcanzar valores superiores mientras la base humana, las relaciones interpersonales, la justicia y la mutua comprensión no sean un hecho. La educación en valores de hecho favorece la calidad educativa. Si hemos navegado entre dos corrientes, hoy la sociedad demanda una escuela cristiana explícita. Se impone la coherencia en torno a la alternativa presentada por una comunidad cristiana. Se trata de crear el máximo respaldo a un proyecto educativo y pastoral surgido en torno al ideal cristiano. Por tanto, será toda la Comunidad Educativa quien apadrine el proceso de fe y los destinatarios serán todos los miembros de la misma que estén dispuestos a correr este camino de personalización de la fe. Por ello, todo centro educativo cristiano reclama la presencia de una comunidad de fe, no solo educativa, que sea soporte y base de los proyectos que planificamos.

 

Si el PP está ligado a la finalidad evangelizadora de la escuela, es la comunidad cristiana quien debe promover, patrocinar y garantizar esa finalidad. La comunidad cristiana se hace presente en la escuela a través de instituciones operativas como la promotoría religiosa, el equipo de pastoral (en Perú FLACE), el equipo de animadores de grupos cristianos, y otros integrados a su vez en una especie de consejo pastoral. Todos han de participar activamente en la elaboración del PP en distintas fases y todos los educadores deben estar implicados en su elaboración como lo estuvie-ron en el PE pues de esa implicación sentida, valorada y asumida, dependerá su conocimiento, su por qué y por ende su práctica. Desde luego el ideario vivo del Colegio deben ser los profesores.

 

LA MISIÓN COMPARTIDA

Hoy la escuela católica ya no es un feudo de la congregación religiosa que la fundara. Cada día más son los laicos involucrados en su dirección y funcionamiento. Hoy la escuela católica, como mediación de la Iglesia para evangelizar, cuenta con  todos los miembros de la comunidad educativa para llevar adelante su misión, no solo con la Orden promotora, y es el mismo planteamiento del Concilio desde la LG , cuando habla de pasar de la escuela institución, a la escuela comunidad. La escuela católica solo será plenamente evangelizadora el día que se entienda como Comunidad Educativa, donde religiosos y laicos, juntos y unidos, en un proyecto común, y cada cual según sus tareas propias, consigan que sea un eficiente instrumento de evangelización. Por eso se habla de misión compartida.

 

Se trata de soñar un trabajo coherente, un proyecto que integre todos los elementos, unos objetivos claros, un perfil de alumno bien definido, una escala de valores por todos respetada y respaldada. Un Colegio que responda a las demandas de la auténtica comunidad eclesial, donde el perfil cristiano surja sin disonancias. Describir el ideal o el camino es fácil. Lo difícil es  transitarlo. Más que preguntarnos qué hay que hacer deberíamos preguntarnos primero cómo hay que ser para que alcanzar los objetivos que pretendemos.

 

EDUCACIÓN NUEVA

Debemos tener en cuenta que, más allá de nuestros planes y proyectos se encuentra la realidad: la persona, lo más valioso que tenemos. Nadie nace predestinado a ser político, profesional, sabio, líder, rico, … lo que nos une a todos es la única e importante realidad de ser personas. Nos hacen soñar con la fama, el poder, el dinero, los títulos, los honores y todo esto lo proyectamos sobre el alumno… tiene que ser el más-más de todo eso, y si no se logra, quedamos frustrados. Pero todo eso (dinero, poder, fama…) pese a lo mucho que agrada, es muy occidental, es el brillo del oro pero no es el oro. El oro es el hombre. Y el hombre no es político, ni rico, ni famoso, ni nada .Es persona, se es persona, imagen y semejanza de Dios. Lo máximo. Se trata de ser la persona que nos permiten nuestras capacidades. Ser cada vez más perfectos como personas, sin confundir el ser con el tener o el brillar. Si caemos en ese error serán muy pocos los triunfadores, solo    calificaremos para una sociedad hambrienta de fantasmas y mitos.

 

Saber también, que no es la máquina o el libro los que hacen los hombres, no es el catecismo el que hace cristianos: solo el hombre creyente hace hombres creyentes, solo la palabra encendida en el hogar viviente de otra persona tiene fuerza para despertar la humanidad y la fe en el oyente.

Es preciso tomar de la mano a los niños/as que nos encomiendan y asomarlos al abismo de la realidad que se encuentra dentro de ellos mismos, porque educar es abrir caminos hacia la verdad que habita en el hombre interior, como decía san Agustín.

 

NUEVOS EDUCADORES

El eje de una educación nueva, siempre serán nuevos educadores. El Colegio trabajará o no, en pastoral, según la motivación de los docentes principalmente. La educación no es asunto de programas, sino de hombres. Un educador neutral sin un proyecto vital, sin visión humanista y cristiana del hombre, sin opciones fundamentales, es un hombre peligroso porque sería un guía ciego, normalmente manipulado por los grandes centros de poder e interés. Si el educando tiene ante sí un hombre que no se compromete, que no asume riesgos para defender la verdad, el amor, la justicia, incapaz de asumir cambios, cerrado al futuro, miedoso… ¿qué validez puede tener en la vida de un niño?

 

Teniendo en cuenta nuestra teleología, cabe exigir cada vez más un magisterio identificado con nuestro modo de concebir al hombre y la realidad según los postulados del Evangelio de Jesús. La coherencia de los educadores con su fe se reflejará en un modo peculiar de concebir la vida humana, la educación y las relaciones interpersonales socializando la vida religiosa por vía de impregnación. No olvidemos que lo que se mama de niño permanece para siempre, por tanto es un punto positivo para esta iniciación

 

Cuando el maestro es creyente, su fe es para él motivo de exigencias. Se hace voz de la Palabra. ¿Cómo ha de ser su vida, su acción, su palabra, para que responda a lo exigido? Debe ser un maestro con toda su vida. Porque cuando el alumno se relaciona con él, le está comunicando su saber, su personalidad, su experiencia, su vida. Le trasmite su escala de valores, sus actitudes frente al hombre, la sociedad, la vida; le transmite sus preferencias, gustos y reacciones. Cada educador educa desde lo que es. Nos proyectamos desde lo que somos, no desde lo que decimos.

 

CONCLUSIÓN:

La pastoral no es un apéndice en la educación. Es el eje, la columna vertebral de un Colegio católico y agustiniano que intenta proporcionar a los alumnos las cartas de navegación para orientarse en un mundo complejo y en permanente agitación. El PP debe ser el dinamizador del todo el proceso educativo. Se educa evangelizando y se evangeliza educando, en comunidad, desde la interioridad y para la solidaridad. Evangelizar no es sino anunciar a Jesucristo como salvación y plenitud humana, que exige el amor, la amistad y la fraternidad y el compromiso encarnado. El desafío que nos plantea a todos es la coherencia entre la fe y la vida.  V.L.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

APENDICE

 

“La educación debe ser evangelizadora, ya que ésta contribuye a la conversión del hombre total,

no solo en su yo profundo e individual, sino también en su yo periférico y social

y lo orienta  radicalmente a la genuina liberación cristiana que abre al hombre

a la plena participación en el misterio de Cristo Resucitado, es decir,

a la comunión filial con el Padre y a la comunión fraterna con todos los hombres,

sus hermanos”. (El Proyecto Educativo Católico 1982, Nº 54)

 

“Para dar un futuro a la juventud,

es importante que la educación se entienda

como la búsqueda del desarrollo integral y armonioso de la persona,

de la maduración de la conciencia moral

para discernir el bien y obrar en consecuencia,

y como una atención a la dimensión espiritual del joven en crecimiento”

(Juan Pablo II, Los desafíos de la educación, 03-07-4)

 

 

MARCANDO IDEALES AGUSTINIANOS

Ideas fuerza

El hombre es una criatura abierta a lo absoluto que no es sino que va se va haciendo. Para Agustín el hombre es un ser germinal, y como la semilla, el  proceso de hacerse hombre (o mujer) es un abrirse del interior al exterior en busca de la Verdad (Dios), y de la comunión con los Otros (Amistad) en fraternidad. Se crece a partir de la escucha del Maestro Interior. El ideal del educador agustiniano es llevar al hombre a la tarea de construir la Ciudad de Dios que se logra con el amor a Dios y al prójimo. 

 

Configuración

La comunidad educativa agustiniana da una formación humano/cristiana y educa desde los valores evangélicos al estilo agustiniano de modo que todos los involucrados en el proceso educativo se inserten en la iglesia local o particular.

 

Fin educativo

La justificación de este servicio es crear una comunidad educadora que viva los valores agustinianos de amistad, fraternidad, amor, libertad, interioridad, verdad, que haga sentir a todos valiosos, que ayude a formar hombres y  mujeres que ayuden a hacer presente el Reino de Dios en la sociedad.

 

Objetivo ultimo

Una comunidad agustiniana forma personas que, con sentido comunitario, se integran en la sociedad y en la Iglesia y ayudan a construir la civilización del amor (el Reino de Dios).

 

Características especialmente agustinianas

-La comunidad agustina promueve el trabajo en equipo con reuniones periódicas de oración,      

  de programación y de evaluación.

-Se actualiza permanentemente.

-Elabora un proyecto educativo y un proyecto de pastoral y trabaja a partir de los mismos.

-Determina el perfil agustiniano de sus alumnos y profesores y estable un Ideario propio.

-Cuenta con un equipo de pastoral en el que se integran representantes de todos los estamentos.

-Invierte en la propia institución aplicando criterios de justicia a favor de los maestros.

 

Exigencias de la Escuela Agustiniana :

a. Asumir una educación integral, que no se limite solo a comunicar saberes sino también valores

b. Orientar la acción educativa según una antropología cristiana y agustiniana.

c. Garantizar una sólida formación religiosa que haga posible el diálogo fe-cultura.

d. Catequesis explicita e integración a una comunidad.

d. Abrir las puertas a todos sin discriminación alguna esforzándose por llegar a los más pobres.

e. Integrarse en la acción pastoral de la comunidad diocesana y parroquial porque no somos isla.