Cuaderno de Trabajo No. 1:
Carta de
Introducción
I. Sentidos de la Religion:
1a: Intro. Antropológica
1b: La Religión:
Enfoque Sociológico
1c: Teodiceas
1d: Religión:
Alienación y Desalienación
1e: Secularización
y Desecularización
II. Las Nuevas Generaciones y las Instituciones
Parte 1
Parte 2
Parte 3
III. Psicopatología
en la Vida Religiosa
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Reunión de Formadores
de América Latina
SENTIDOS DE LA RELIGIÓN
(Leonardo Lucas Pereira)
TEODICEAS
La palabra teodicea, etimológicamente, significa justificación
de Dios y no justicia de Dios, como consta en algunos diccionarios.
¿Cómo puedo seguir creyendo en Dios, Bondad infinita,
ante tanta maldad diseminada por el mundo? Sociológicamente,
las teodiceas son discursos religiosos, que intentan justificar
y explicar situaciones marginales, límites, como el problema
del mal, del sufrimiento, de la muerte. Las religiones son respetadas
en mayor o menor medida según consigan responder a estas
situaciones que amenazan el sentido profundo de la vida.
Cuando los hombres no comprenden racionalmente el sentido del
mal, del sufrimiento, de la muerte, buscan una tabla de salvación
explicativa y justificadora, entregándose a discursos
religiosos legitimadores. Berger considera esta actitud como
capitulación de sí mismo en el orden social significativo
religioso. Él crea aquí dos conceptos esenciales
extraídos de Sartre y no de Freud: El sadomasoquismo
religioso. Los individuos en situaciones extremadas para escapar
del caos existencial y social, tienden a convertirse en una
especie de objeto dócil (intento de cosificación,
masoquismo), en las manos de otro que hace el papel de "mártir"
- el sádico y en el caso religioso, el gran sádico
sagrado, Dios.
Yo soy la arcilla en manos del Alfarero. Yo no soy nada. Él
lo es todo. Sartre nos enseña que este intento de convertirse
en objeto, por más que el hombre lo persiga, nunca conseguirá
concretizarlo plenamente, ya que siempre será sujeto.
Pero, es obvio que los hombres intentan huir de la condición
de libertad y de responsabilidad, usando, por supuesto, de mala
fe. Esta actitud sadomasoquista, que significa la dimisión
de la libertad, la cosificación, no se debe confundir
con el ejercicio de la libertad de entregarse amorosa o totalmente
a una opción consciente. Por ejemplo, San Pablo deseó
libremente que la gracia de Cristo, de Dios, se "apoderase"
de él, porque para él, vivir era Cristo. Este
es uno de los principios de la verdadera vocación religiosa,
pero no podemos ignorar la posibilidad del sadomasoquismo sartreano
en las relaciones religiosas.
Considerando siempre la idea fundamental de que estamos en un
juego de "perder o ganar", se pueden encontrar varias
Teodiceas, que surgen en el gran mercado religioso de hoy, disputando
las demandas del sentido de la vida. Por ejemplo, la capitulación
de sí mismo, en una totalidad holística con tres
posibilidades básicas. En primer lugar, yo me pierdo
en el cosmos, reencontrándome en la totalidad de la madre
naturaleza. Yo vine de la tierra y para ella volveré
- no seré derrotado, destruido, solamente transformado.
En segundo lugar, hay una propuesta de una religión humanista,
en la que los individuos hacen parte de la gran marcha majestuosa
de las varias generaciones de la humanidad. Yo vine de lejos,
del pasado y me proyecto en un futuro glorioso, pasando por
este momento breve aquí en el tiempo. Esta forma de pensar
relativiza el peso aterrador de la muerte inevable, incluso
en la juventud...
Por último, este tipo de teodicea encuentra explicación
en los innúmeros misticismos. El hombre intenta fundirse
con las divinidades, superando, de este modo, las eventuales
angustias de la muerte.
Es interesante observar, que el autor presenta esta teodicea
de la auto-transcendencia, como si fuera típica de las
religiones primitivas y del mundo tradicional. Sin embargo,
podemos observar que se trata de una teodicea muy actual. Nada
más posmoderno que ciertas actitudes religiosas de los
misticismos holísticos, naturalistas, humanistas, divinos.
Otra teodicea importante en el mundo de hoy que siempre ha sido
muy fuerte en oriente y ahora se ha extendido al mundo occidental
es el complejo Karma-Samsara, de las filosofías religiosas
orientales: Budismo e Hinduismo. Actualmente, hay una abundante
literatura disponible sobre el tema y para entender las prácticas
religiosas es indispensable estudiar estas teodiceas que han
influenciado las corrientes esotéricas, místicas,
novaeristas y espiritas contemporáneas.
Las teodiceas intermedias presentan tres propuestas diversificadas
para las cuestiones fundamentales de la existencia humana. En
Primer lugar, el Mesianismo, una solución milenar que
promete resolver los problemas actuales para un futuro glorioso.
"Llegará un día en que todos, al levantar
la vista, veréis la libertad"... "Llegará
un nuevo día, un nuevo cielo, una nueva tierra, un nuevo
mar..."
Las ventajas de este discurso son dos: el Mesías invita
a los hombres - Moisés, por ejemplo - a participar en
la construcción del reino soñado, prometido y
después, la realización del proyecto empieza inmediatamente,
en la historia, conquistando, a través de la travesía
del desierto, la tierra donde abunda leche y miel, sociedad
alternativa utópica, en la que no sólo tendremos
los bienes materiales simbolizados por medio de la leche, sino
que también usufruiremos del gozo de la miel; vida sabrosa,
placentera..
Sin embargo, esta teodicea audaz, puede ser desmistificada a
través del tiempo, de la historia. Las promesas son desmentidas
por la realidad cruel. Existe una segunda teodicea intermedia,
conocida como Más allá del túmulo: aquí
en este mundo, en la historia no hay solución. Sólo
llegará a ocurrir después de la muerte, después
de ser lanzados a la tumba. "Los ojos jamás contemplarán,
nadie sabe explicar lo que Dios ha preparado a aquél
que durante la vida lo amó". Y como nadie vuelve
a este mundo después de la muerte, para explicar lo que
pasa del otro lado, las promesas permanecen y pueden ser sustentadas
en el corazón de aquéllos que creen. Las religiones
son principalmente promesas que sustentan las esperanzas de
los hombres peregrinos en este mundo. La tercera teodicea intermedia
es el dualismo. ¿Qué problema plantea? ¿Cómo
explicar, justificar la Bondad de Dios, ante la maldad del mundo?
Algo muy sencillo: se parte de dos principios de la realidad,
el principio del Bien y del Mal. Esta historia es muy antigua,
proviene de Mesopotamia, con Mazda y Arimá que todo lo
explica. La propia filosofía se impregnó de este
concepto dualista. Surgieron el Maniqueísmo, el Gnosticismo,
el Jansenismo, que causaron tantos problemas para la interpretación
unitaria del ser humano: Materia x Espíritu, Cuerpo x
Alma, Este mundo x Otro mundo; Dios x Diablo; Ciudad de los
hombres x Ciudad de Dios. . .
Finalmente, el autor presenta la teodicea bíblica, con
dos figuras paradigmáticas del primero y del segundo
testamentos: Job y Jesucristo. Job tenía tanta Fe, tanta
confianza en Dios que decía: "Aunque Él me
mate, aun así lo glorificaré. "Él
debe estar matándome por mi propio bien", dijo Job.
"Dios sabe lo que hace, nosotros no sabemos lo que decimos",
dice la sabiduría popular religiosa
Sobre Jesucristo escribió Camus, según mi opinión,
equivocadamente: "Puesto que Cristo había sufrido
y había sufrido voluntariamente, el sufrimiento ya no
era injusto y todo dolor era necesario. En cierto sentido, la
amarga intuición y el legítimo pesimismo del cristianismo
en lo concerniente a la conducta humana se basan en la suposición
de que la injusticia total es tan satisfactoria para el hombre
como la justicia total. Solo el sacrificio de un Dios inocente
podría justificar la interminable y universal tortura
de la inocencia. Solo el más abyecto sufrimiento de Dios
podría aliviar la agonía del hombre. Si todo,
sin excepción, en el cielo y en la tierra, está
condenado a penar y sufrir, entonces se hace posible una extraña
forma de felicidad." (Citado por Peter Berger, El Dosel
Sagrado, Editora Paulus, 1995, pág. 89) Jesús
es el prototipo de la condición humana en este mundo.
Es imposible huir del dolor, del sufrimiento, de la muerte.
Tenemos que encontrar un sentido para estos momentos traumáticos.
Nadie consigue escapar de la cruz, pero puede haber distintas
formas de soportarla. Podemos cargarla por obligación
como Simón El Cirineo. Esto supone un peso mayor, sin
sentido, absurdo. O la asumimos para ayudar a los otros a cargar
sus cruces pesadas, como María, en el camino del calvario
o al pie de la cruz junto a su Hijo Bendito. O actuamos como
Jesús, que cargó el "peso de nuestros pecados"
para la salvación de la humanidad, un gesto de solidaridad
con todos aquéllos que sufren con el peso de la condición
humana. De este modo, la cruz puede tener el sentido de la entrega
amorosa, libre y caritativa y podemos completar con nuestro
sufrimiento lo que está faltando para la salvación
de la humanidad.
ANTROPODICEIA
En un mundo Sagrado, como el mundo tradicional, las teodiceas
son muy importantes para entender los sucesos vitales. Con el
avance de la secularización en la época moderna,
la pregunta ya no es cómo justificar la existencia de
Dios en las debilidades humanas, sino cómo creer en el
hombre a pesar de las deshumanidades practicadas. Antiguamente,
ante una desgracia natural se inquiría: ¿Cómo
Dios permitió eso? Ahora, con las guerras de exterminio
entre grupos rivales, nos preguntamos: ¿Cómo los
hombres son capaces de tantas barbaries? ¿Será
que todavía podemos creer en el hombre? Caminamos de
la Teodicea hacia la Antropodiceia.
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