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ENCUENTROS DE FORMADORES OALA
1977-1994

Introducción

Febrero de 1977- Lima

Abril de1980- Cochabamba

Enero de1981- Buenos Aires

Diciembre de1986- Caracas

Enero de 1988- Conocoto

Julio de 1991-
San José

Julio de 1993- Bogotá

Septiembre de 1994- Lima

CONCLUSIÓN-
El Hilo Conductor de los Encuentros de Formadores

 

Reunión de Formadores de América Latina

Documentos de los Encuentros de Formadores en América Latina


DOCUMENTO DE COCHABAMBA-60
Encuentro de Formadores, 21-15 de Abril, 1980


INTRODUCCIÓN

Reunidos en la ciudad de Cochabamba (Bolivia), del 21 al 25 de abril, hermanos venidos de los cuatro puntos del Continente Americano, convocados por OALA, celebramos el Primer Encuentro de Formadores y Formandos de nuestra Orden en el Continente. Dentro de un clima de extrema acogida, sencillez y fraternidad, expusimos las angustias y compartimos las esperanzas que nos animan a los que trabajamos en este campo.

Queremos haceros partícipes de estas esperanzas y también de estos temores, pues estamos conscientes de que la tarea formativa es una tarea eminentemente eclesial y comunitaria.

Nos preocupa enormemente, como preocupación básica y fundamental, la imagen de la Iglesia que hoy los agustinos transmitimos en América Latina. El antitestimonio de bastantes de nuestras comunidades y obras, hacen dificilísima la labor vocacional, que creemos debe estar, primordialmente, en un auténtico testimonio de comunidad encarnada y actuante en las necesidades de la Iglesia y pueblos latinoamericanos. Nos parece necesario, de forma sencilla pero valiente, un análisis lúcido de lo que "tenemos" y mudar todo lo que sea necesario. Toda labor vocacional debe comenzar a partir de una conversión común.

Constatamos con gran alegría, que donde el testimonio de los hermanos es auténtico y donde se está realizando un plan de Promoción Vocacional, se comienzan a ver resultados muy positivos.

Queremos destacar la importancia de la participación en el Encuentro de algunos de nuestros hermanos que se encuentran en la fase de formación. Sus aportes y puntos de vista resultaron valiosísimos.

Nos hacemos solidarios, en este momento de incerteza, con el sufrido pueblo boliviano, constantemente aplastado y cuya dignidad ante los poderosos y opresores nos impresionó a todos. Señal visible de la liberación latente en todos nuestros pueblos.

Os ofrecemos, finalmente, con sencillez, el fino de nuestros trabajos y reflexiones, conscientes y esperanzados de que son solamente el inicio de una caminada fructífera.

1.-ANTECEDENTES
Pensamos que la Vida Religiosa constituye un proceso, el cual consta de tres etapas básicas, que se hace indispensable destacar con claridad:

1. Primera etapa: Contacto.
El joven establece contacto con la Vida Religiosa agustiniana y el modo concreto en que ella es llevada a cabo en el lugar donde ha tenido oportunidad de conocerla. En esta etapa él se sitúa frente a la Vida Religiosa en una actitud de observador, manifestándose frecuentemente crítico frente a ella

2.-Segunda etapa: Identificación.
El joven ya no mira desde fuera la Vida Religiosa, sino que comienza a hacerla suya, de tal modo que siente que ésta va a constituir para él, su modo de existir en el mundo, de ahí en adelante. Es la etapa que nosotros definimos como correspondiente al Noviciado.

3.-Tercera etapa: Compromiso.
El joven ya se siente plenamente identificado con la vida comunitaria y es capaz, no sólo de aceptarla sino también de asumirla. Ahora ve las fallas y limitaciones humanas que se dan dentro de ella, como algo que, perteneciéndole a él también, debe ser trabajado y superado. Es la etapa de la Profesión de los votos.

2.-PAUTAS O CRITERIOS ELEMENTALES PARA LA PROMOCIÓN VOCACIONAL
Dada la diversidad de experiencias en nuestras comunidades agustinas, creemos que deberían tomarse en cuenta los siguientes criterios que aparecieron como comunes durante el Encuentro:

1. La Pastoral Vocacional va muy relacionada a un modelo de Iglesia que se presente como atrayente para los jóvenes de hoy. Este principio exige una revisión profunda de la imagen que, como Iglesia, presentamos hoy en América Latina. Debemos estar atentos a propiciar un modelo de Iglesia renovada continuamente: que se evangeliza y es evangelizadora; que sale de sí misma y va al encuentro del hombre y su problemática; que es signo de la presencia de Dios en el mundo, como sacramento de amor, justicia y paz; que tiene una opción evidente por los pobres y por la transformación de las situaciones de opresión e injusticia de la sociedad latinoamericana.

2. Esta tarea de Promoción Vocacional sólo tiene sentido en comunión y participación con la Iglesia local. Coordinando esfuerzos y asumiéndola como una tarea común de todos los miembros en su jurisdicción. Que la comunidad religiosa-eclesial, asuma la Pastoral Vocacional como tarea prioritaria de su ser y de su quehacer existencial y religioso.

3. Dentro de este contexto eclesial, los agustinos tenemos un aporte específico: el testimonio vivencial de la Comunidad Agustiniana:
-Una comunidad humana, en la que aceptándonos como somos, también nos exigimos fraternalmente lo mejor de cada uno, para que esta convivencia sea medio de crecimiento personal y comunitario.
-Una comunidad de hombres, basada en el sentido fraterno, en la amistad y en la calidad de la acogida mutua.
-Una comunidad de hombres comprometidos con Lis angustias y esperanzas de todos los hombres, principalmente de los pobres, y que sea abierta al servicio de la Iglesia y del pueblo.
-Una comunidad de hombres de fe, que por la oración y la profunda vivencia de Dios, sepan cuestionar su vida y su servicio, para que su seguimiento a Jesús, en el estado religioso, sea cada vez más consecuente y auténtico.

4. Para lograr una Pastoral Vocacional efectiva en la promoción y en las etapas siguientes, consideramos necesario:
-Que se configure un equipo idóneo de Coordinación y otros actualizados en las técnicas formativas, para las etapas siguientes.
-Que dicho equipo contagie por su testimonio de vida y por su optimismo frente al quehacer cotidiano.
-Que se elabore un Proyecto Global de Formación, a base de líneas que sugerimos para cada etapa, en cuya elaboración y puesta en práctica participen miembros de todas las comunidades agustinas.
-Que se establezca una relación concreta y comprometida con todos los aspectos socioeconómicos, culturales y religiosos de la vida del lugar y con el sentir de la humanidad.

3.-OTROS MODELOS DE ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL
1. Un modelo de acompañamiento vocacional distinto del Seminario Menor, podría ser la promoción de las siguientes actividades:
-Convivencias vocacionales. -Retiros.
-Clubs vocacionales. -Campamentos. -Jornadas de orientación. Etc.

2. Invitar a los interesados a participar con la comunidad en determinados quehaceres y momentos, para que exista un mutuo conocimiento.

3. Pasado un tiempo prudencial, juntos (comunidad y candidato) decidirán sobre su integración a la etapa correspondiente del Plan de Formación agustiniana y eclesial.

4.-CRITERIOS DE DISCERNIMIENTO NECESARIOS PARA LA ADMLSIÓN DE LOS CANDIDATOS ALA VIDA AGUSTINIANA.
Como agustinos, nos interesa encontrar jóvenes inquietos por la verdad de Dios y de los hombres. Jóvenes que definan su vida como una constante búsqueda y que al encontrar respuestas, no se acomoden estáticamente, sino que continúen buscando "hasta que nuestro corazón descanse en Dios". Como criterios de discernimiento, señalamos:
1. Que el candidato manifieste una inquietud de compromiso con la realidad social y eclesial.
2. Que se conozcan las condiciones familiares y ambientales que determinan los areas de salud física y mental, equilibrio psicológico, valores morales e intereses socio-económicos del candidato. 3. Que el candidato conozca las diversas formas de Vida Religiosa y que elija libremente- el camino agustiniano, caracterizado por la constante búsqueda, la amistad, la fraternidad y la capacidad de compartir, la interioridad y la oración, la disponibilidad y el servicio eclesial, la apertura y el compromiso con la realidad.
4. Que el candidato manifieste un grado de madurez correlativo a su edad, y una capacidad intelectual suficiente para adaptarse alas exigencias de la Vida Religiosa.

5.-EL SEMINARIO MENOR
1. Constatamos que en algunos países no se le ve viabilidad, al menos por ahora.
2. Consideramos que, donde se valore el Seminario Menor como medio viable y conveniente para el acompañamiento vocacional, es necesario:
-Que el candidato manifieste una adecuada capacidad de discernimiento vocacional y un normal equilibrio emotivo.
-Que se cree un ambiente abierto en el que se viva un clima sincero de familia que ayude al desarrollo de la personalidad del candidato.
-Que se ofrezca gradualmente al candidato una visión clara y concreta de la realidad social, cultural y religiosa del país.
-Que, dentro del Proyecto Global de Formación, se establezca un plan específico para esta etapa, elaborado por formadores y formandos, con objetivos bien definidos y tendiendo a una formación integral del individuo.
-Que se realicen evaluaciones periódicas sobre la marcha del Seminario, del Equipo de Formadores, de los candidatos y del Plan de Formación.
-Que formadores y formandos sean y se sientan agentes reales del proceso formativo.

6.-PERSEVERANCIA
En los últimos años se ha constatado que la perseverancia durante la etapa de Filosofía-Teología, es positiva. Sin embargo, se han notado también algunas deserciones que creemos son debidas a:
-La falta de criterios claros durante la etapa de selección, por un apresuramiento o afán desmedido de aumentar el potencial numérico de los miembros de la Orden.
-La falta de personal preparado y apto para la tarea formativa.
-La ruta de un testimonio auténtico, causado por el ambiente eclesial y comunitario, poco fraternal, cerrado al diálogo, acomodado y en pugna con las inquietudes de la construcción M Reino.
-La falta de madurez y autenticidad para optar definitivamente por la vocación por fin, abandonan la Vida Religiosa después de serio discernimiento, por no sentirse insertados auténticamente en la realidad histórica, social y eclesial-religiosa.

7.-SUGERENCIAS
OALA.
1. Que se organice un Curso de Formación específicamente agustiniana, común para toda la
2. Que se valore el aporte económico de los formandos, durante el proceso de formación Que haya una apertura de mentalidad para una discusión de este aspecto, como elemento formativo importante.
3. Que se promuevan contactos, convivencias e intercambios frecuentes con formandos de otras Congregaciones y de nuestra Orden.
4. Que se definan líneas básicas de formación, comunes a los países de América Latina, de una forma objetiva, crítica y constantemente actualizada.
5. Que se estudie, de forma concreta, la posibilidad de un Noviciado común, para varios países de América Latina, en los cuales sea dificil hacer un montaje de noviciado por separado.
6.Que se comience a estudiar en serio y a definir de una vez por todas, qué serla ser agustino hoy, ser típicamente agustiniano, tratando de replantear de forma clara una cuestión que aparece de fondo: ¿Ser Agustino es igual a ser sacerdote?
Cochabamba (Bolivia), a 26 de abril de 1980

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