logotipo de OALA


thumb_jubileo2000.gif (2444 bytes)
!Que Rompa las Cadenas de la Injusticia!

Declaraciones del Papa Juan Pablo II acerca de la Deuda Externa

Declaraciones de los Obispos de América Latina acerca de la Deuda Externa

Declaración del Consejo General de la Orden

Declaración de los Agustinos de América Latina sobre la Deuda Externa

 

Texto completo de los documentos del Papa Juan Pablo II que se refiere a la Deuda Externa:
Sollicitudo Rei Socialis

Centesimus Annus

Incarnationis Myserium

Tertio Millennio Adveniente

Jornada Mundial de Oración

Ecclesia in América

Ecclesia in Africa

Texto Completo de los Documentos del Episcopado Latinoaméricano:
Medellín

Puebla

Santo Domingo



Comentarios o Preguntas o email:oalaosa@gmail.com

Jubileo2000-sm.jpg (15838 bytes)

Deuda externa de América Latina es inmoral, ilegítima e impagable
Tegucigalpa, Honduras


Ilegítima, impagable e inmoral es la actual deuda externa latinoamericana de 706 mil millones de dólares, de los cuales la región ya pagó 739 mil millones en los catorce años recientes. Representantes de unos 26 países reiteraron ayer a la comunidad financiera internacional la demanda de eliminación de la deuda externa, para que en el año 2000 el pago de ésta ya no figure en los presupuestos nacionales ni en las deudas sujetas a cobro. Lo anterior forma parte de la Declaración Latinoamericana Jubileo
2000 producto de una reunión de trabajo de tres días realizada en Tegucigalpa, en la que disertó el presidente del Consejo
Episcopal Latinoamericano, Celam, Oscar Andrés Rodríguez, entre otras personalidades del mundo.

La deuda externa del tercer milenio, dice la propuesta latinoamericana y caribeña, excluye del desarrollo económico y social a dos terceras partes de la población mundial. A mediados de los setenta la deuda latinoamericana era de 60 mil millones dólares y para este año se calcula en 706 mil millones que requerirían de unos 123 mil millones para el pago de su servicio. De 1982 a 1996 sólo por servicio de deuda externa América Latina pagó 739 mil millones de dólares, una cifra superior a la deuda total acumulada.

Matemáticamente no hay fórmula posible para pagarla. Dos décadas completas de refinanciamientos imposibles de cumplirse
por parte de los países en desarrollo. Esa deuda se originó en buena medida por la decisión de gobiernos dictatoriales y otros
"democráticos" corrompidos. La mayor parte de los préstamos no se usó en beneficio del pueblo al que hoy se pretende
obligar a pagar, sino, al contrario, en compra de armas y otros servicios que se usaron para su represión. Es ilegítima porque
creció al amparo de tasas de interés y condiciones de negociación impuestas por los gobiernos y bancos acreedores que
negaron reiterada y abusivamente el derecho de asociación de los gobiernos deudores para presentarse unidos a la negociación, mientras que ellos lo hacían a través de verdaderos sindicatos de acreedores (Club de París). Esos sindicatos de acreedores, indica, estaban respaldados por la coerción económica del Fondo Monetario Internacional, FMI. La consigna era clara y determinante: ustedes negocian solos, nosotros negociamos en masa.

El pago de la deuda afecta los programas sociales y los salarios, generando desempleo y afectando gravemente el funcionamiento de la economía. En la declaración se establece que la deuda es justificación para seguir aplicando políticas neoliberales que constituyen un sostenido mecanismo de dependencia mediante ajustes estructurales. Las operaciones de "salvamento" efectuadas por los acreedores han resultado insuficientes, ineficientes y lentas. Además, la legislación internacional y nacional sobre la deuda en gran parte no cumple la función de garantizar la convivencia pacífica. Más bien pone en peligro la paz social. La usura y el cobro de intereses sobre intereses deben prohibirse al igual que las prácticas monopólicas, la corrupción casi legalizada, la fuga de capital y los paraísos fiscales.

Los participantes en el encuentro pidieron la condonación de la deuda externa para los países de ingresos bajos y medios, alta y medianamente endeudados. Además, realizar una auditoría del proceso de endeudamiento de cada país con participación de la sociedad civil que garantice transparencia y la información para los ciudadanos. Asegurar que los recursos liberados de la deuda sean usados en planes y programas de desarrollo humano. Transformar el actual sistema económico y financiero mundial para que se base en relaciones internacionales de justicia, equidad y solidaridad entre los países y pueblos.