Provincia de México
logotipo de OALA
Directorio de las Casas Actuales

Estatistica Actual

Otras Circunscripciones

Historia de la O.A.L.A.

Comentarios o Preguntas

La Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de México


P. Roberto Jaramillo, OSA

P. Alipio Ruiz, OSA

Los agustinos se hicieron presentes como Orden en América el 22 de mayo de 1533, cuando desembarcaron en San Juan de Ulúa, Nueva España, los primeros siete misioneros provenientes de la provincia de Castilla: Fr. Francisco de la Cruz, quien comandaba la expedición, Fr. Juan de San Román, Fr. Jerónimo de San Esteban, Fr. Jorge de Avila, Fr. Alonso de Borja, Fr. Juan de Oseguera y Fr. Agustín de la Coruña.

Aunque prácticamente autónomos desde un principio, los agustinos novohispanos dependían jurídicamente de la Provincia de Castilla hasta 1568, cuando después de no pocas dificultades por la política centralista de Felipe II, comienza a tener vida propia por patente del Prior General Fr. Cristóbal de Padua, dada a principios de junio de ese año.

No obstante que nuestros frailes llegaron nueve años después que los franciscanos y seis que los dominicos, se cuentan con justificada razón entre los fundadores de la iglesia mexicana por haber desarrollado su actividad apostólica en tierras vírgenes todavía no roturadas por otras órdenes. Además de sus actividades alrededor de la ciudad de México, recibieron en encargo del entonces Oidor de la Audiencia Don Vasco de Quiroga, de hacerse cargo de su hospital de Santa Fe, donde se aplicaban los presupuestos de la Utopía de Thomas More.

Tomaron los agustinos tres direcciones principales: una al sur hacia la extremidad oriental del hoy Estado de Guerrero, entonces territorio perteneciente al Marqués del Valle Don Hernán Cortés, 1533 Tlapa, fundación que unieron a la capital a través de los conventos situados en los actuales Estados de Morelos, suroeste de Puebla y el mismo Guerrero, como: Ocuituco 1533, primer convento agustino de América; 1534, Totolapan y Chilapa; 1535, Yecapixtla y Zacualpan, etc. por nombrar sólo los primeros. La segunda dirección fue en dirección norte, la región de los Huastecas o Sierra Alta, hoy perteneciente a los Estados de Puebla e Hidalgo primordialmente, que de igual forma van a tratar de unir con la capital con fundaciones como: Atotonilco y Molango, 1536; Metztitlán, 1539; Epazoyucan, 1540; Huauchinango 1543; Huejutla, 1545; Actopan e Ixmiquilpan 1550, etc., por nombrar algunos de los principales. Finalmente emprendieron el camino hacia el occidente, hoy Estados de Michoacán, Guanajuato y Jalisco, entonces obispados de Michoacán y Guadalajara. Estas fundaciones van a estar mezcladas entre las franciscanas y se inician en Tiripetío, 1537, bajan a la tierra caliente desde Tacámbaro, 1538, misionando y fundando pueblos en todo el sur de Michoacán, Guerrero y Colima, fundaciones que se abandonarán en 1568. Se ensanchan en 1550 con Valladolid, Yuriria, Cuitzeo Charo, etc.; se dirigen a la Nueva Galicia, 1572, Guadalajara y Tonalá, 1575; Zacatecas y Tzirosto en 1576, con lo que se redondea el núcleo de la futura Provincia de Michoacán. Esta dirección estará ligada a la capital a través de los conventos de Ocuilan, 1537; Malinalco, 1540, y Ucareo, 1555.

Dentro de las actividades misioneras del siglo XVI, destacan los agustinos por su proyecto evangelizador que abarcó la integridad del indígena, en un humanismo cristiano, donde la educación de la persona iba aparejada a la instrucción y formación cristiana, porque como afirma Grijalva: "Al ministerio del Evangelio siempre se deve supponer la pulicia, como a la gracia se supone la naturaleza". Logrando en ambos aspectos frutos maduros, lo que hace concluir a Robert Ricard después de analizar los métodos de las tres Ordenes fundantes en México: "Sin embargo en el arte de fundar pueblos, civilizarlos y administrarlos se llevaban la palma los agustinos, verdaderos maestros de civilización". Y añade: "Tuvieron los agustinos para sus fieles muy altas ambiciones, y éste es el rasgo distintivo de su enseñanza, en parangón con la de las otras dos órdenes. Intentaron iniciar a los indios en la vida contemplativa".

La cristiana policía se iniciaba desde el ir por esas sierras, llenas de precipicios, buscando a los indígenas para convencerlos de que se reunieran en pueblos, lo que se dificultaba sin el dominio de las lenguas nativas, teniendo que vencer además, los problemas presentados por los sacerdotes de la antigua religión o los principales de los pueblos, que sentían amenazados sus intereses por el nuevo cambio de estructuras, declarando algún boicot al misionero, o amenazando con cataclismos naturales y enfermedades para alejar a los neófitos del fraile.

Una vez que tenían a los indígenas más o menos reunidos, se iniciaba el aprendizaje de lo indispensable, para que pudieran recibir lo más pronto posible el bautismo, puesto que la abundancia de la mies, les impedía pensar en un largo proceso catecumenal, además de que las epidemias estaban diezmando la población indígena. Enseguida comenzaba la fundación de los pueblos, desde las casas con nuevas perspectivas y las obras públicas indispensables. Mientras se les enseñaban las nuevas técnicas, tanto en la agricultura, como en los demás oficios útiles para la construcción y el embellecimiento de sus obras, los soberbios edificios que todavía podemos admirar son muestra fehaciente de los logros alcanzados.

En tanto que a los adultos se les instruía en los distintos oficios, a los niños se les reunía diariamente para enseñarles a leer, escribir, contar y cantar, escogiendo las mejores voces para la formación de los coros conventuales, tan básicos para la liturgia.

La formación cristiana de los agustinos va a estar influenciada por la organización que dio Fr. Alonso de Borja a los indígenas en el hospital de Santa Fe, fundación del ínclito Oidor Don Vasco de Quiroga. Según este método las oraciones y cantos que aprendían en las dos horas de catequesis diaria, los repasaban al amanecer y al atardecer, reuniéndose en las esquinas de los pueblos donde ponían cruces o imágenes. Así quedaban fijadas en sus mentes las verdades de nuestra fe.

En cuanto a los sacramentos, los agustinos van a proceder de la siguiente manera:

--Bautismo. Optaron al contrario de los franciscanos por guardar en todo el ceremonial romano, bautizando niños todos los domingos y poniendo cuatro fechas anuales para los adultos: Pascua, Pentecostés, Navidad y San Agustín. En estos días el rito se realizaba con gran solemnidad. El bautismo de adultos estaba supeditado a la regularización de su matrimonio, por la poligamia existente entre las clases privilegiadas de la sociedad prehispánica.

--Penitencia. No hubo necesidad de impulsar a los indígenas en este sacramento, existiendo opiniones que trataban de impedir su participación. La verdad es que sin el conocimiento profundo de la idiosincracia indígena se dificultaba en mucho convencerles que eran sujetos aptos para el sacramento.

--Eucaristía. Mayor dificultad hubo en aceptar al indígena a la participación de este sacramento, sobre todo para quienes los consideraban como niños no maduros. Aún cuando había frailes de las tres Ordenes que se la concedían, serán los agustinos quienes no tengan reparos en animarlos desde el día del bautismo a que se prepararan para recibirla. Y no se equivocaron, pues todos los cronistas atestiguan la devoción con que lo hacían. Una adecuada preparación y una muy larga acción de gracias, vistiéndose de fiesta y sin realizar ese día ningún trabajo manual.

--Las ceremonias. Algunas de las dificultades que debieron superar los frailes fueron la magnificencia del culto pre-hispánico y la participación tan activa que tenían los indígenas en su antigua religión, mientras que en la liturgia católica el fiel participaba en forma totalmente pasiva. Por lo mismo procurarán que todas las ceremonias del culto cristiano se desarrollen con la mayor solemnidad y con la mayor participación posible, lo que lograrán a través del canto y de la música, así como valiéndose de las procesiones, algunas con disciplinas, sobre todo en cuaresma, concordes con la mentalidad indígena.

Dos serán los instrumentos principales de la evangelización agustina novohispana: el Santísimo Sacramento y la Santa Cruz. Por lo cual la fiesta más fastuosa del año será el Corpus Domini, cuando las cabeceras parroquiales se convertían en un vergel haciendo gala de flores, frutos y animales, "que sirven de hermosura y de reconocimiento a su hazedor", comenta Grijalva. En cuanto a la Santa Cruz, la ponían por todas partes, en sus casas, en el pueblo, en los caminos y en los montes, reverenciándola cada vez que pasaban cerca besándole el pie.

La síntesis mejor lograda en esta cristiana policía se hará en los hospitales michoacanos que no sólo servían para curar enfermos, sino que con el trabajo comunitario se enriquecía la institución, se conservaban las estructuras de la jerarquía indígena y servían como el medio ascético donde se acrisolaba la formación cristiana de los naturales. Los grupos de parejas matrimoniales circulaban a lo largo del año por semanas, y mientras las mujeres atendían los enfermos y cuidaban la limpieza del local y hacían trabajos manuales en sus ratos libres, los hombres labraban las tierras o cuidaban los ganados del hospital, o ejercían sus propios oficios, como carpintería, albañilería, etc., sólo que todas las ganancias iban a parar en la caja comunal. Además llevaban una vida monacal, rezando a las horas acostumbradas por el oficio divino, oraciones y rosarios. Sin duda que con esta praxis las actitudes del indígena iban concordando con su fe cristiana.

Sobresalen los agustinos de manera muy especial en el panorama intelectual de la naciente sociedad novohispana, fundando en Tiripetío, 1540, la primera escuela de estudios mayores y organizando allí la primera biblioteca de que se tenga constancia en el continente. El alma de todo esto fue Fray Alonso de la Veracruz, la personalidad más importante que aportó España a América en este siglo XVI, teólogo y filósofo que reflexionando desde esta nueva realidad, supo dar solución a todas las dudas que surgían en el trabajo apostólico, por las nuevas circunstancias con las que se topaban los misioneros. El mismo jugó un papel de primerísima importancia en la fundación y desarrollo de la Universidad de México, en cuyas aulas a lo largo del siglo se multiplicarán las cátedras regentadas por agustinos hasta alcanzar en un momento el ochenta por ciento. Son de mencionarse los frailes de nuestra Orden que desarrollaron mayor actividad constructora en la Nueva España, destacando la inmensa mayoría de sus conventos como los prototipos de los diversos estilos empleados en el país, algunos de gran magnificencia, que por lo mismo recibieron grandes elogios, pero también fuertes críticas de algunos Virreyes y miembros del clero secular que con frecuencia utilizan el argumento de la excesiva magnificencia como defensa para impedir nuevas fundaciones agustinas.

Juegan igualmente un papel de primordial importancia en la apertura de la Nao de la China, la más importante ruta comercial con el extremo oriente de la época colonial. Fue Fray Andrés de Urdaneta, antes de vestir el hábito soldado y marino, quien como guía de la expedición que comandaba Don Miguel López de Legazpi, zarpa de Barra de Navidad el 29 de noviembre de 1564, arriba a Cebú del archipiélago Filipino el 25 de abril de 1565. Mientras Legazpi inicia la colonización de Filipinas, Urdaneta inicia el arriesgado viaje de retorno, que ya había costado muchas vidas y mucho dinero, el 1 de junio, anclando en el puerto de Acapulco el 8 de octubre de 1565, logrando así leer en el misterio del Pacífico el secreto de la nueva ruta. Así en esas tierras del lejano oriente comenzaba a florecer la vida agustiniana, que poco más tarde, 1575, se convertirá en la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas.

Se distinguen los agustinos de igual forma, por haber sido la Orden que no puso cortapisa a la entrada de gente nacida en el país, lo que dio por resultado que desde 1577 ya no se enviaran religiosos de la península por existir suficiente número de vocaciones. Así desde 1593 sólo criollos se sucederán en el provincialato. Esto causaba preocupación a las autoridades coloniales, porque veían en ello aflorar un cierto sentimiento de independencia. Sin embargo será la única Orden que disfrute de relativa paz a principios del siglo XVII, pues el resto estaba bastante alborotado por la reciente "ley de alternativa". No se salvarán los agustinos de ella, a pesar de que en 1628 contaba con 402 sacerdotes y coristas criollos, mientras que los peninsulares eran sólo 43, muchos ancianos y otros inhábiles para los oficios. Serán los peninsulares quienes la soliciten directamente ante la Santa Sede, que el 25 de septiembre de 1627 concede alternativa entre criollos y españoles para los cargos de Provincial, Definidores, Visitadores y Prior en México. Una vez conocido el breve en Nueva España, la Provincia pide de inmediato se suspenda, apelando al Papa Urbano VIII quien ante las razones presentadas suspende el breve anterior el 26 de mayo de 1629; solo que para el mes de julio de ese mismo año al entrar en escena el Rey de España, nuevamente se pone en vigor el primer breve de alternativa, imponiéndose tal norma en el capítulo de 1630. Siguió la Provincia tratando de abrogar la alternativa hasta conseguirlo en 1637, aunque el nuevo breve sólo se pudo poner en ejecución en 1657. En 1672 Clemente vuelve a mandar el cumplimiento del breve de alternativa, que volvió a observarse hasta que ante la falta de frailes peninsulares se extinguió por inanición.

Otro aspecto que causaba grave inquietud entre los frailes era lo que los cronistas llaman las "contradicciones", o sea las pugnas que los religiosos mantenían por preservar sus privilegios, nacidos de la llamada bula Omnimoda de Adriano VI, en contraposición al derecho de los obispos amparados por el concilio de Trento. Estas tensiones se darán sobre todo en tres puntos: la administración de las parroquias, las visitas de los obispos a los religiosos en cuanto párrocos y el reemplazo de los religiosos por miembros del clero secular en las doctrinas o parroquias de indígenas. Durante el siglo XVI los frailes se defendieron con éxito, brillando en esto Fr. Alonso de la Veracruz, pero en el curso del siglo XVII, poco a poco tienen que ceder ante las presiones reales, logrando con todo mantener íntegro el territorio de la Provincia. Al llegar el siglo XVIII y los Borbones a España, acompañados de su política regalista-sacristanera hizo que después de varias leyes antifrailes, se diera la cédula del 1 de febrero de 1753 por la que secularizaba su Majestad todas las doctrinas de religiosos, permitiendo en 1757 que cada provincia se quedara con las dos más pingües parroquias, escogiendo la Provincia Malinalco y Metztitlán. Como consecuencia de todo esto para 1782 le quedaban únicamente 11 prioratos: Atlixco, Chalma, Guatemala, La Habana, Malinalco, Metztitlán, México, Oaxaca, San Pablo y Veracruz. Cinco presidencias: Chalpulhuacán, Chichicaxtla, Chietla, Tlacolula y Xilitla. 16 centros de actividad. A fines del siglo se dejará el convento de Guatemala.

Al llegar las luchas por la independencia, los agustinos participaron en ellas, pues algunos de sus miembros estuvieron entre las filas de los rebeldes, destacando el caso del Prior de México Fray Juan Nepomuceno Castro, quien estuvo implicado en una conjura que pretendía raptar al Virrey Venegas el 3 de agosto de 1811, para llevarlo a Zitácuaro, centro de los rebeldes. Descubierto el complot, fue encarcelado, juzgado y condenado a muerte, la que se conmutó para no dar el triste espectáculo de un religioso ajusticiado, y fue conducido a La Habana en cuyo castillo del Morro murió. La institución como tal no podía sino mantenerse neutral en estas luchas.

Conseguida la independencia el 27 de septiembre de 1821, comenzó también la inestabilidad política en el país: de Imperio a República, de Yorkinos a Escoceses, de Centralistas a Federalistas, de Liberales a Conservadores. Con todo la Iglesia gozaba todavía de paz, aunque debiendo sufrir constantemente los préstamos forzosos que imponían el gobierno o las distintas facciones en lucha. Se podía vivir sin embargo la vida religiosa. Hasta que con el triunfo de la revolución de Ayutla, 1855, el elemento liberal radical llegó al poder expidiendo el 25 de junio de 1856 su primera ley antieclesiástica, la desamortización de los bienes eclesiásticos, que son considerados de manos muertas poniendo un plazo para venderlos. La Iglesia en respuesta prohibe hacerlo a sus agremiados. Por el momento allí queda el asunto, pues la nueva constitución liberal de 1857, que sobre todo en seis artículos atacaba la actuación misma de la Iglesia, encendió la mecha de una nueva guerra civil. En el furor de la contienda, entre las varias leyes antieclesiásticas, destaca la del 4 de julio de 1859 que nacionaliza todos los bienes del clero y exclaustra a todas las órdenes religiosas, en base al artículo quinto de la constitución que prohibe los votos monásticos.

Como consecuencia de lo anterior la Provincia quedó reducida en el mismo año a sólo nueve prioratos y ocho presidencias, pero privadas de todos sus bienes muebles e inmuebles. Había dejado de existir para la Orden, San Agustín y San Pablo en la capital, Veracruz, Chalpulhuacán, Chichicaxtla, Tlacolula y Xilitla. A causa de la independencia ya se había perdido el convento de La Habana. Treinta y nueve años estará la capital sin agustinos hasta 1898 en que el Arzobispo cedió la iglesia de San Bernardo. Además el régimen ordinario de la Provincia estuvo suspendido desde 1859 hasta 1898 en que nuevamente pudo celebrarse un Capítulo Provincial. Durante este tiempo los religiosos no se encontraban viviendo en comunidades, sino donde cada cual encontraba acomodo. Algunos atendían nuestras fundaciones, otros trabajaban en iglesias del clero secular. En 1889 el panorama de la Provincia era el siguiente, según el Provincial Fray José María Márquez: 28 religiosos todos sacerdotes, por cierto con buen nivel pues 5 eran maestros, 3 lectores, 8 predicadores, 3 jubilados por edad y sólo 9 sin título. Este personal estaba distribuido en cuatro conventos donde se conservaba la iglesia: Chalma, Puebla y las dos parroquias de Metztitlán y Malinalco, y en tres iglesias que habían perdido el convento: Oaxaca, Atlixco y Chietla. No había Noviciado.

Durante el largo gobierno de Porfirio Díaz, 35 años, la Provincia parecía que tomaba nuevas fuerzas, pues al iniciar el siglo XX contaba con seis conventos en donde laboraban nueve sacerdotes y dos hermanos. Otros diez sacerdotes trabajaban todavía en iglesias ajenas y se tenían seis hermanos profesos. En 1908 en las mismas seis casas trabajaban 16 padres y un hermano, había 10 profesos y solo tres padres trabajaban en campo ajeno. Este era el panorama cuando en 1911 terminó el profiriato y comenzó el periodo revolucionario que nuevamente ensangrentó al país y volvió a acentuar las medidas antieclesiásticas. Su periodo más álgido será entre 1913 y 1917, aunque estará viva hasta 1920 y cuyas consecuencias desatarán un levantamiento armado de los católicos, 1926-29. De nueva cuenta en este lapso, llamado la persecución religiosa, se tornó difícil vivir la vida religiosa en México. Las consecuencias son bastante palpables en esta Provincia. En 1925 tenía seis conventos: San Bernardo en México, Puebla, Chalma, Atlixco, Metztitlán y Malinalco, y dos vicarías: Zoquizoquiapan, y Teolomatlán. Unicamente 8 sacerdotes, ayudaban 3 padres españoles y dos de la Provincia de Michoacán, había 20 novicios y 12 aspirantes. Se mantenían vivas las esperanzas por las vocaciones, pero el número decrecía hasta llegar al punto más álgido en 1930, con sólo 5 sacerdotes. Dos más ayudaban: un español y uno de la Provincia de Michoacán, el P. Fr. Bardomiano Silva que será el restaurador de la Provincia con base en los 12 profesos que entonces había.

Este insigne bienhechor de la Provincia, después de trabajar afanosamente con su colegio en la parroquia de Metztitlán, Hidalgo, fue trasladado a Chalma, donde encontraron todos mejores condiciones para los estudios, ya sean económicas, o climáticas.

Nueve jóvenes profesos pasaron a Europa a terminar sus estudios, pues las circunstancias adversas no cesaban todavía en el país. Ellos fueron: Manuel Martínez de Valle de Santiago, Tomás Aguirre y Alfonso Razo de Salamanca, los hermanos Leopoldo y Ambrosio Villalobos, así como Jesús Almanza de Moroleón, José Carranza e Ignacio Montoya de Victoria de Cortázar, todos del Estado de Guanajuato, y Antonio Durán el único de Metztitlán, en el estado de Hidalgo.

Exceptuando el P. Montoya que volvió subdiácono de Europa, y el P. Durán que llegó hasta 1934 y fue el único en hacer estudios especiales y retornó con la licencia de Teología Dogmática, todos los demás volvieron con su sacerdocio en diferentes fechas del año 1933.

Al P. Silva, quien pidió y obtuvo afiliarse a la Provincia poco antes de comenzar sus dos períodos consecutivos de Provincial, 1936-42, se debió la fundación y construcción de tres iglesias: Nuestra Señora de la Consolación, Santa Teresita del Niño Jesús y Santa Rita de Casia en el Distrito Federal.

En los tres periodos sucesivos del Provincial, P. Fr. Antonio Durán, se obtuvieron San Sebastián en Puebla, Nuestra Señora de Guadalupe en la Colonia Pensil, por la que trabajó mucho tiempo el P. Leopoldo Villalobos, y Nuestra Señora del Sagrado Corazón, en la Narvarte, debida a los esfuerzos iniciales del P. Fr. Adeodato López y posteriores del P. Tomás Méndez.

La Santísma Trinidad en Iztacalco, se debió al esfuerzo de varios sacerdotes de la Provincia, entre ellos, el P. Francisco Pérez, Raúl Razo y más tarde, Carlos Martínez, y Nuestra Señora de Guadalupe en la colonia Ramos Millán, fue obra principalmente del P. Adeodato López.

El Colegio Menor Beato Juan de Rieti o Fr. Andrés de Urdaneta, se inició en el primer provincialato del P. Fr. Alipio Ruiz, 1963-66, y continuaron el trabajo los PP. Provinciales Fr. Jorge Ayala y Fr. Andrés Flores. Fue también el P. Ayala quien obtuvo la fundación de San Nicolás de Tolentino en Ramos Arizpe, Coahuila.

Los trámites y la fundación del Profesorio Santa Mónica o Quinta Casiciaco, ocuparon los últimos días del segundo provincialato del P. Alipio Ruiz y el del P. Flores, si bien la construcción del Profesorio correspondió al P. Fr. Arturo Guzmán, quien también obtuvo para la Provincia la fundación de San Agustín en San Pablo de las Salinas, Municipio de Tultitlán en la diócesis de Cuautitlán, así como el convenio para atender la iglesia del Santo Cristo Rey de la Paz en la Colonia Lomas de Sotelo.

Finalmente, en casa obtenida en el Provincialato del P. Guzmán, se construyó la parte correspondiente al noviciado de San Adeodato, en la ciudad de Cuernavaca.

El Catálogo General de la Orden correspondiente a 1929-30, una vez terminada en México la persecución religiosa, si bien sus consecuencias se hicieron sentir por lo menos hasta 1934, sin citar las casas de la Provincia, alude, en cuanto al personal, a 8 padres, 3 clérigos en México, 2 en Roma y 7 en Valladolid, España, siendo estos últimos los 9 citados anteriormente.

A partir de estas fechas, a pesar de las muy naturales muertes y deserciones, en cuanto al personal cuenta la Provincia, 31 de mayo de 1992, con 66 sacerdotes, 7 profesos de votos solemnes, 16 profesos de votos simples, 2 novicios y 4 prenovicios, repartidos en 23 casas. Esta es en resumen la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de México, quien está mostrando por qué un autor la llamó: "La Provincia que se negó a morir".

Conventos de la Provincia Agustiniana del

Santísimo Nombre de Jesús de México-Epoca Colonial

Los datos corresponden: Nombre del pueblo o ciudad, actual estado federal donde se encuentra, año de fundación, año en que se retiraron los agustinos y lenguas en las que se adoctrinaban los indígenas. Los números iniciales corresponden a su localización en el mapa.

1.Acatlán, Hidalgo. 1544-1754? Mexicana.

2.Acolman, México. 1539-1756? Mexicana, Otomí.

3.Actopan, Hidalgo. 1550-1754. Otomí, Mexicana, Chichimeca.

4.Ajacuba, Hidalgo. 1569?-1708? Otomí.

5.Alcozauca, Guerrero. 1578-1754. Mexicana, Mixteca, Tlapaneca.

6.Atlatlaucan, Morelos. 1569?-1754. Mexicana.

7.Atlixco, Puebla. 1590?

8.Atlixtac, Guerrero. 1583-1754. Mexicana.

9.Ayotzingo, México. 1599-1754. Mexicana.

10.Atotonilco, Hidalgo. 1535-1754. Otomí, Mexicana.

11.Capulhuac, México. 1599-1754. Mexicana, Otomí, Matlaltzinga.

12.Culhuacán, Distrito Federal. 1684?-1754. Mexicana. Todos los conventos englobados hoy por la capital federal llevarán este número, aun cuando fueran entonces pueblos distintos o barrios de la misma capital.

13.Chalma, México. 1683

14.Chapantongo, Hidalgo. 1566-1756? Mexicana, Otomí.

15.Chapulhuacán, Hidalgo. 1557-1859? Otomí. Mexicana.

16.Chiautla, Puebla. 1550-1754? Mexicana.

17.Chichicaxtla, Hidalgo. 1557-1859? Mexicana.

18.Chietla, Puebla. 1566?-1902? Mexicana.

19.Chilapa, Guerrero. 1533-1754. Mexicana.

20.Chilcuatla, Hidalgo. 1602-1752? Mexicana, Otomí.

21.Epazoyucan, Hidalgo. 1539-1751? Mexicana, Otomí.

22.Guatemala, La Antigua. 1610?-1789?

23.Huascazaloya, Hidalgo. 1645-1754. Otomí.

24.Huatlatlauca, Puebla. 1566?-1754. Mexicana.

25.Huachinango, Puebla. 1543-1754. Mexicana, Otomí, Totonaca, Tepehua.

26.Huejutla, Hidalgo. 1545-1751? Mexicana, Huasteca, Tepehua.

27.Ilomatlán, Veracruz. 1572?-1654. Mexicana, Otomí.

28.Ixmiquilpan, Hidalgo. 1550-1754. Otomí, Mexicana, Chichimeca.

29.Jalpan, Querétaro. 1608?-1743. Mexicana, Chichimeca.

30.Jantetelco, Morelos. 1558-1770. Mexicana.

31.Jiliapan, Hidalgo. 1608?-1742? Mexicana.

32.Jonacatepec, Morelos. 1566-1756? Mexicana.

33.Jumiltepec, Morelos. 1599-1754. Mexicana.

34.La Habana, Cuba. 1608?-1824. Con la independencia pasa a la Provincia de Castilla.

35.Lolotla, Hidalgo. 1593-1751? Mexicana.

36.Malinalco, México. 1540? Mexicana.

37.Metztitlán, Hidalgo. 1543? Mexicana, Otomí, Chichimeca.

12.Convento Máximo, Distrito Federal. 1533-1859? Se recuperó la sacristía en 1957.

12.Mixquic, Distrito Federal. 1563?-1754. Mexicana.

38.Molango, Hidalgo. 1535?-1751? Mexicana.

39.Naupan, Puebla. 1593?-1754. Mexicana.

40.Oaxaca, Oaxaca. 1578?-1906. Zapoteca. Se recuperó en 1950.

41.Ocuilan, México. 1537. Ocuilteca.

42.Ocuituco, Morelos. 1533-1754. Mexicana. Primer convento Agustino en América. Se recuperó en 1965.

43.Pahuatlán, Puebla. 1552?-1754?. Mexicana, Otomí, Mazahua.

44.Pánuco, Veracruz. 1540-1569?. Chichimeca.

45.Puebla, Puebla. 1540. Mexicana.

46.Quechultenango, Guerrero. 1645-1754. Mexicana.

12.San Pablo, Distrito Federal. 1575-1850. Mexicana.

12.San Sebastián, Distrito Federal. 1626-1754. Mexicana.

12.Santa Cruz, Distrito Federal. 1731-1750? Mexicana.

47.Singuilucan, Hidalgo. 1540-1754? Otomí, Mexicana.

48.Tantoyuca, Veracruz. 1557-1754. Mexicana, Huasteca.

49.Tecamac, México. 1602-1766. Mexicana.

50.Tenango, Hidalgo. 1552-1754. Otomí.

51.Tetepango, Hidalgo. 1645-1778? Otomí.

52.Tezontepec, Hidalgo. 1554-1754. Mexicana.

53.Tianguistengo, Hidalgo. 1595-1750? Mexicana.

54.Tlacolula, Hidalgo. 1639-1859? Mexicana.

55.Tlacuilotepec, Puebla. 1581?-1754. Mexicana, Totonaca, Mazahua.

56.Tlalnepantla, Morelos. 1675-1754. Mexicana.

57.Tlanchinol, Hidalgo. 1545?-1754. Mexicana.

58.Tlapa, Guerrero. 1533-1754. Mexicana, Tlapaneca, Mixteca.

59.Tlayacac, Morelos?. 1626-1770? Mexicana.

60.Tlayacapan, Morelos. 1554-1754. Mexicana.

61.Totolapan, Morelos. 1534?-1766. Mexicana.

62.Totomixtlahuacan, Guerrero. 1645?-1754. Mexicana

63.Tutotepec, Hidalgo. 1557-1754. Mexicana, Otomí, Mazahua.

64.Veracruz, Veracruz. 1605?-1859?.

65.Xicotepec, Puebla. 1581-1754. Mexicana, Totonaca, Mazahua.

66.Xilitla, San Luis Potosí. 1554?-1859? Mexicana, Otomí, Chichimeca.

67.Yecapixtla, Morelos. 1534?-1754. Mexicana.

68.Yolotepec, Hidalgo. 1663-1754.

69.Zacualpan, Morelos. 1535-1762? Mexicana.

70.Zacualtipán, Hidalgo. 1578-1754. Mexicana.

71.Zempoala, Hidalgo. 1540-1753. Mexicana.

72.Zitlala, Guerrero. 1628-1754. Mexicana.

73.Zoquizoquipan, Hidalgo. 1756-1922?.

Conventos de la Provincia Agustiniana del

Santísimo Nombre de Jesús de México-Epoca Actual

Los datos corresponden a: Ciudad, Estado o Colonia para el Distrito Federal, Nombre del Convento, Año de Fundación.

1.Atlixco, Puebla, Santa Cecilia, 1591.

2.Chalma, México, San Miguel, 1683.

3.Coacalco, México, Beato Juan de Rieti, 1966.

4.Cuernavaca, Morelos, San Adeodato, 1983.

5.Distrito Federal, Alamos, Nuestra Señora de la Consolación, 1937.

6.Distrito Federal, Pensil, Nuestra Señora de Guadalupe, 1945.

7.Distrito Federal, Ramos Millán, Nuestra Señora de Guadalupe, 1960.

8.Distrito Federal, Narvarte, Nuestra Señora del Sagrado Corazón, 1946.

9.Distrito Federal, Centro, San Agustín, 1533.

10.Distrito Federal, Centro, San Bernardo, 1898.

11.Distrito Federal, Tlalpan, Santa Mónica, (Quinta Casiciaco), 1973.

12.Distrito Federal, Villa de Cortés, Santa Rita, 1945.

13.Distrito Federal, Vista Alegre, Santa Teresita, 1938.

14.Distrito Federal, Iztacalco, Santísima Trinidad, 1955.

15.Distrito Federal, Lomas de Sotelo, Santo Cristo de la Paz, 1980-89.

16.Malinalco, México, La Transfiguración, 1546.

17.Metztitlán, Hidalgo, Los Santos Reyes, 1539.

18.Oaxaca, Oaxaca, San Agustín, 1580.

19.Ocuilan, México, Santiago, 1537.

20.Ocuituco, Morelos, Santiago, 1533.

21.Puebla, Puebla, Nuestra Señora de Gracia, 1543.

22.Puebla, Puebla, San Sebastián, 1945.

23.Ramos Arizpe, Coahuila, San Nicolás de Tolentino, 1968.

24.San Pablo de las Salinas, México, San Agustín, 1974.

Bibliografía Básica

GARCIA, Esteban. Crónica de la Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de México, Madrid, 1918.

GRIJALVA, Juan de. Crónica de la Orden de N.P.S. Agustín en las Provincias de la Nueva España, México,3 1985.

RICARD, Robert. La Conquista espiritual de México. Ensayo sobre el apostolado y los métodos misioneros de las órdenes mendicantes en la Nueva España de 1523-1524 a 1572, México,2 1986.

RUBIAL, Garcia Antonio. El convento agustino y la sociedad novohispana. 1533-1630, México, 1989.

---Una monarquía criolla. La Provincia Agustina de México en el siglo XVII, México, 1990.

RUIZ ZAVALA, Alipio. Historia de la Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de México, 2 v., México, 1984.