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Justicia y Paz: Boletín de la Comisión Internacional de Justicia y Paz

Los Agustinos a la ONU

Comisión Internacional de Justicia y Paz

50 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Capítulo I Introducción del Documento

Capítulo IIIProyecto: Hacia una Cultura de la Paz

Conclusión

Comentarios o Preguntas

Harán arados de sus espadas

Harán arados de sus espadas
y sacarán hoces de sus lanzas
Una nación no levantará la espada contra otra,
y no se adiestrarán para la guerra. Pueblo mío ven: caminemos a la Luz de Yavé

Hacia una Cultura Global de Paz


Documento de trabajo preparado por el Programa Cultura de Paz (CPP)

UNESCO -- Manila, las Filipinas, Noviembre de 1995


II. EL PROGRAMA CULTURA DE PAZ DE LA UNESCO

Durante los primeros años de la década de los noventa se hizo evidente la necesidad de un nuevo enfoque para que la UNESCO pudiera contribuir efectivamente a los esfuerzos de las Naciones Unidas por la paz. En octubre de 1992, el Consejo Ejecutivo de la UNESCO en su 140a reunión debatió un programa operacional para la promoción de una cultura de paz. Colocado en el marco de Una agenda para la paz que acababa de ser formulada por Boutros Boutros-Ghali, Secretario General de las Naciones Unidas, el programa apelaba a la realización de actividades locales de reconciliación y cooperación de países donde se habían ejecutado o se podían prever operaciones de mantenimiento de la paz. El programa encaraba estas actividades como un porceso en el que las energías de los pueblos y las personas se canalizaban en una lucha común que beneficiaba a cada uno.

Inspirado por la propuesta, el Consejo adoptó una decisión en la que se invita al Director General a consultar a destacados expertos en el área y a someter un programa operacional que proponga acciones prácticas que habría que emprender para promover una cultura de paz.

En febrero de 1994, el Director General creó la Unidad del Programa Cultura de Paz bajo su directa dependencia, asignándole las siguientes funciones:

1. Coordinar el perfeccionamiento de una metodología para el fortalecimiento de una cultura de paz mediante la reflexión, la investigación y la evaluación;

2. Desarrollar programas nacionales y subregionales de una cultura de paz;

3. Ofrecer un enfoque integrado a las acciones de las diversas unidades y oficinas regionales de la UNESCO que contribuya a la promoción de una cultura de paz;

4. Coordinar estas acciones con las del sistema de las Naciones Unidas y las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales.

1. Desarrollo de una metodología

La elaboración e implementación continua del concepto y la metodología de una cultura de paz constituye una de las funciones básicas del Programa Cultura de Paz de la UNESCO. Este desarrollo es el resultado de la práctica y la consulta, comprendiendo un diálogo permanente en el seno de la UNESCO y con diversos socios. Particularmente importantes son las experiencias de los programas nacionales, tanto de aquéllos emprendidos por la UNESCO como de aquéllos lanzados por los gobiernos nacionales mismos.

La idea de una cultura de paz se elaboró por primera vez en el Congreso Internacional sobre la paz en la mente de los hombres, que se celebró en Yamusukro (Côte d'Ivoire), en julio de 1989. El Congreso instó a la UNESCO a "contribuir a la construcción de una nueva concepción de la paz, mediante el desarrollo de una cultura de la paz, fundada en los valores universales del respeto a la vida, la libertad, la solidaridad, la tolerancia, los derechos humanos y la igualdad entre mujeres y hombres".

La Declaración de Yamusukro apeló a la UNESCO para que promoviera la educación y la investigación, y desarrollara propuestas para que se "reforzara la aplicación de los instrumentos internacionales existentes y potenciales relacionados con los derechos humanos, la paz, el medio ambiente y el desarrollo" y retomara su misión original de "contribuir a la paz y a la seguridad estrechando, mediante la educación, la ciencia y la cultura, la colaboración entre las naciones". El papel de la UNESCO es percibido como parte integral de la responsabilidad global de la familia de la Naciones Unidas de contribuir a la edificación de la paz.

El Programa Cultura de Paz ha organizado algunos foros a fin de elaborar un concepto operacional de la cultura de paz. Entre ellos se cuenta la Mesa Redonda de Personalidades Eminentes sobre La Agenda para la Paz: un desafío para la UNESCO (Paris, julio de 1993); el Primer Foro Internacional sobre la cultura de Paz (El Salvador, 16-18 de febrero de 1994); las Deliberaciones de Venecia (mayo de 1994), la Primera Reunión de Consulta del Programa de una cultura de Paz (Paris, septiembre de 1994) y el Segundo Foro Internacional (que se celebrará en Filipinas, en noviembre de 1995). Filipinas también fue anfitrión de la reunión de un grupo de expertos sobre La contribución de las mujeres a una Cultura de Paz (abril de 1995).



Las principales cuestiones que emergieron en estas consultas fueron:

  • la relación entre una cultura de paz y el desarrollo humano;
  • la importancia de la edificación de la paz en situaciones posteriores a un conflicto en el marco de operaciones de las Naciones Unidas;
  • el carácter singular de la contribución de la UNESCO, que consiste en integrar los esfuerzos en los campos de la educación, la comunicación, la cultura y la ciencia para promover la "adopción fundamental e imbuida de los valores y el comportamiento diario de la paz y fortalecer las condiciones que puedan garantizar que la paz sea sustentable";
  • la naturaleza cambiante de la seguridad y cómo se puede enfrentar en el marco de una cultura de paz;
  • la transformación de las organizaciones militares para permitirles que desempeñen papeles nuevos y positivos en las décadas por venir;
  • los logros -- y dificultades -- en la creación, dirección y evaluación de dichos programas;
  • métodos para la gestión de conflictos provenientes de diversas tradiciones culturales que son útiles para el cultivo de una cultura de paz;
  • la importancia de la reconciliación y de un tiempo para restañar las heridas después de un conflicto;
  • la necesidad de transformaciones sociales que incluyan un nuevo tipo de contrato para restaurar una igualdad auténtica y práctica entre mujeres y hombres;
  • cambios fundamentales en el acceso al poder y el gobierno mediante un mayor desarrollo de la sociedad civil y la democracia participativa;
  • diálogo con las agencias de desarrollo sobre el concepto "desarrollo". En el pasado, los programas de desarrollo generalmente excluyeron el conflicto de la planificación y la ejecución de proyectos. Una cultura de paz supone que la participación plena de las personas -- a pesar de una historia marcada por conflictos -- es fundamental en la planificación, ejecución y evaluación de las acciones.

2. Programas nacionales de cultura de paz

Liberados de las presiones provenientes de Oriente y Occidente que alimentaron sus violentos conflictos durante la Guerra Fría, muchos países han vuelto sus ojos a las Naciones Unidas en busca de ayuda en el ejercicio de la reconciliación nacional y la edificación de la paz. Desde que se concibió el Programa Cultura de Paz de la UNESCO como una contribución a este esfuerzo, la 27a reunión de la Conferencia General demandó medidas que "ayudaran a consolidar la paz y la democracia en los Estados Miembros involucrados en un proceso de reconciliación y reconstrucción nacional".

Los programas nacionales pusieron en acción los conceptos básicos de una cultura de paz en el plano nacional. Estos conceptos básicos incluyen:

  • la gestión no violenta de los conflictos, basada en métodos tradicionales
  • el desarrollo de procedimientos democráticos y el respeto de los derechos políticos y humanos de cada persona
  • la participación y cooperación en el proceso de desarrollo de todas las partes involucradas en el conflicto para asegurar que el desarrollo sea sustentable, endógeno y equitativo.

La evaluación de los proyectos de cultura de paz es también un procesos participativo. Los métodos tradicionales de evaluación del desarrollo normalmente enfatizan el producto o el resultado de un proyecto; la cultura de paz requiere que la evaluación también considere el proceso con el cual se planificó e implementó.

El Programa Cultura de Paz está trabajando con países donantes para desarrollar nuevos métodos de evaluación de proyectos a fin de tomar en cuenta este aspecto. Estos métodos otorgan prioridad al aprendizaje que logran las personas involucradas en un conflicto al trabajar juntas para alcanzar objetivos que no habrían logrado si hubieran trabajado aisladamente o en competencia los unos con los otros.

En la práctica, la cultura de paz está estrechamente relacionada con el desarrollo de una cultura de la democracia. Los procedimientos democráticos y los sistemas equitativos de gobierno aseguran el desarrollo de una paz duradera; su creación constituye un paso fundamental en el camino hacia una cultura de paz. Los programas nacionales actúan para restablecer la confianza de las poblaciones en las instituciones públicas mediante campañas de información y educación que les permiten una mejor comprensión de los mecanismos y funciones democráticas de sus gobiernos.

La gestión de un programa de cultura de paz es compleja. No sólo se requiere implementar un concepto y un programa sin precedentes históricos, sino que también es necesario convencer a todas las partes implicadas en la guerra para que tomen parte como iguales en este esfuerzo pionero. Ello demanda la coordinación del programa con los de otras agencias de las Naciones Unidas y de otras organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales. Además, los responsables de la gestión del programa nacional deben asumir la dirección de los esfuerzos destinados a recolectar los fondos necesarios para financiar los proyectos propuestos. Asimismo, en la medida en que el concepto "cultura de paz" es nuevo y evoluciona, los responsables de la gestión del programa nacional tienen la responsabilidad de contribuir al desarrollo ulterior del concepto.

Los programas nacionales de cultura de paz se iniciaron en El Salvador, Mozambique y Burundi. Estos programas se basan en una amplia participación, diálogo y cooperación de todas las partes implicadas en los conflictos en el país concernido.

Cada programa nacional tiene preocupaciones específicas en relación con su propia situación; sin embargo, existen orientaciones básicas que gobiernan el desarrollo, ejecución y evaluación de dichos programas:

  • Un programa participativo y cooperativo. Ellos involucran a las instituciones gubernamentales y no gubernamentales para elaborar el diseño, programar y ejecutar todos los proyectos y mantenerlos en permanente comunicación y coordinación.
  • Un programa permanentemente orientado hacia la enseñanza/aprendizaje. Estos programas mantienen en todo momento un proceso en el que los participantes aprenden y enseñan valores, actitudes y comportamiento de una cultura de paz.
  • Un programa descentralizado. Deben experimentarse como parte integral de la vida diaria de la gente, con una estructura, mecanismos y normas que promuevan iniciativas locales y regionales específicas.
  • Un programa con prioridades bien definidas. Los proyectos tienen como destinatarios a poblaciones, sectores, instituciones y procesos que fueron los más afectados por el conflicto previo, así como a quienes tienen un potencial para cambiar las actitudes del conjunto del país de una cultura de guerra hacia una cultura de paz.
  • Programas pluriculturales, multiconflictos y plurilingües. Para asegurar que el desarrollo sea equitativo y endógeno, los proyectos involucran en una tarea común a personas provenientes de diferentes grupos étnicos y lingüísticos, así como a todas las partes implicadas en el conflicto. También se basan en métodos y sistemas tradicionales de edificación de la paz.
  • Un programa con dimensión internacional. Los proyectos se diseñan para facilitar las relaciones con otras iniciativas subregionales, regionales y mundiales.

También se sientan las bases para programas subregionales de cultura de paz. En función de la creciente unificación de la región de América Central, están en curso negociaciones para la realización de posibles programas en Guatemala, Honduras y Nicaragua. Si se vinculan con el programa pionero de El Salvador, ellos podrían constituir el primer programa subregional. De manera semejante, existe la posibilidad de que otros programas existentes en el África meridional se puedan articular con el de Mozambique para formar un programa subregional.

También se ha brindado apoyo al Programa Nacional de Cultura de Paz que se está ejecutando en Filipinas. Entre las otras iniciativas nacionales hay algunos coloquios en los que la UNESCO ha ayudado a desarrollar el proceso de cooperación y participación de todas las partes involucradas en el conflicto, como en el caso del Congo, Sudán y Somalia.

3. Enfoque integrado

La transición a una cultura de paz involucra todos los aspectos de la vida social, económica y política. El alcance de los programas que se requiere para enfrentar esto es necesariamente vasto y las amplias preocupaciones que genera se manejan mejor mediante un enfoque integrado. La UNESCO ha decidido utilizar un enfoque de amplia base para promover una cultura de paz. Este enfoque y las actividades correspondientes se discuten en detalle en la sección titulada Proyecto transdisciplinario de la UNESCO: hacia una cultura de paz.

4. Coordinación de las actividades

El Programa Cultura de Paz concibe su papel como el de un catalizador, coordinador y facilitador. Busca poner en contacto a las organizaciones en los niveles local, regional e internacional. El programa actúa frecuentemente como unidad o agencia rectora de proyectos realizados en cooperación, brindando la coordinación y el marco de referencia metodológico necesario para su diseño y ejecución exitosa.

Uno de sus más importante aspectos es la gestión de la información. El suministro y la distribución de información relevante entre los sectores, las agencias de las Naciones Unidas y las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales que cooperan constituye una función invalorable que se debe establecer para asegurar una colaboración fluida.

El Programa Cultura de Paz está desarrollando un sistema de información y redes para desempeñar esta función. Este sistema, que vincula a las diversas instituciones que promueven una cultura de paz en todo el mundo, busca maximizar la red de socios y apoyos de la UNESCO, coordinar la circulación y recolección de información esencial, así como involucrar a los responsables de la toma de decisiones políticas en el proceso de edificación de la paz.

Todas estas tareas reflejan el papel catalítico asignado al Programa Cultura de Paz. Su papel no es edificar por sí mismo una cultura de paz, sino iniciar, sostener y coordinar procesos en marcha y de largo plazo en la UNESCO misma y en el marco de un movimiento a escala planetaria. Se espera que este movimiento cobre vida por sí mismo y se convierta en un proceso de transformación irreversible y autosostenido.