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HISTORIA DE LOS DERECHOS HUMANOS  
EN LA ORDEN DE SAN AGUSTIN DE AMERICA LATINA

(Discurso Inaugural)


 El 11 de septiembre cambió la historia. Como de un rayo nos hizo descubrir la confusión globalizada en que, sin darnos cuenta, estábamos sumergidos: que en el globo terráqueo éramos los mismos, pero diferentes, en razas, culturas, religión y capacidades; que el islamismo es 100 millones más numeroso que el catolicismo que hasta ahora mantenía el secreto orgullo de sentirse la primera fuerza religiosa de la humanidad; que los conflictos entre el Norte colonizador y el Sur colonizado, con apenas 26 países desarrollados y los restantes 150 en desarrollo, había alcanzado las cotas más altas; que el derrumbe de las Torres Gemelas no era más que una inequívoca señal de la decadencia de una época, para entrar, si es que era posible, en otra nueva. Por si esto fuera poco, han ido estallando otras explosiones regionales o locales, que enrarecen la atmósfera de América Latina. Ecuador, Venezuela, Colombia, Perú, Centroamérica y, a última hora, la inquebrantable y culta Argentina. Todos, uno tras otro, se han ido incorporando a la caravana de los que reclaman un lugar en la mesa común, la satisfacción de los legítimos deseos, reconocidos en todas las Constituciones, desde Canadá a la Tierra del Fuego, inspirados en los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad, que han seguido a más de dos siglos de su solemne proclamación en la Asamblea de la Revolución Francesa (1). ¿Qué ha pasado? ¿Por qué después de cerca de dos centurias de independencia estamos más distantes del verdadero desarrollo humano que al principio? Ante la imposibilidad de alcanzar standares mínimos de vida en sus países de origen, millones de jóvenes emigran hacia el Norte en condiciones a veces infrahumanas, pero siempre superiores, según ellos, a las que podían soportar en su propio mundo. 

Durante el pasado año han llegado a mis manos dos libros, con la misma estructura y entonación aunque con distinto propósito: La autoridad de la verdad. Momentos oscuros del Magisterio Eclesiástico (2), del jesuita González Faus y Los Pecados de la Iglesia, Memoria de una ambición, de Juan G. Atienza, de sabor amargo y proterva intención de socavar la estructura de la misma (3). Son dos miradas a una misma realidad histórica pero con distintos ojos. En cualquiera de los dos casos se muestra con nitidez que la Iglesia no ha estado atenta al discurso de la historia y que no se ha inspirado en aquello mis-mo que la realidad y el crecimiento del hombre avanzaban, sino que había sido refugio en el poder y en el manejo de las conciencias, lejos del espíritu de los evangelios. No haber avanzado con la historia, nos ha dejado fuera de la historia; no andar en el tiempo nos ha puesto en la orilla del tiempo. 

Pero, mejor, volvamos al sentido y cauce principal de nuestra conversación.

LOS DERECHOS HUMANOS: EXPLICITACION DE UN MODELO 

Desde siempre se habían tenido en cuenta los Derechos Humanos. Nada hay más cercano al hombre que el Evangelio o los códigos de las grandes religiones. Pero no es el caso de exponerlo aquí. Se trata de su origen como formulación desagregada de otros aspectos de la vida. La primera aproximación se produjo en la Revolución Francesa de 1789. Después de haberse concluido la II Guerra Mundial, que había dejado sembrados de cadáveres los campos de Europa y las playas de los mares de Oriente (4) se buscó un consenso como punto de partida para construir la unidad de los pueblos de la tierra. Se hacía así necesario retomar el camino de la concordia bajo una sola bandera: las Naciones Unidas. 1948 es un tiempo de declaraciones retóricas y de ilusiones frustradas: aceleración de la independencia de los Estados Nación, proclamación de generalidades humanísticas en las introducciones de las Constituciones de los Estados-Nación, imitación de modelos y estilos de desarrollo ajenos. Se pensaba que con el logro de la autodeterminación se habría de producir una suerte de magia que automáticamente incorporara a los países pobres a la ruta alfombrada del desarrollo, que independencia y bienestar eran una misma cosa. Pero no ha sido así: la mayoría de esas naciones están hoy en el más grande deterioro e invertebración de sus sociedades. Sus aproximadamente 900 millones de habitantes viven por debajo de la línea de la pobreza y la miseria con menos de tres o un dólar diarios. Viene a ser una aplicación indiscriminada de los modelos de la globalización económica que, lejos de partir de las raíces y diversidades de cada cultura, es una imposición de criterios orientados al desarrollo lineal predominante. A él se han incorporado todos los países importando tecnologías, ciencia y mano de obra de los países avanzados. La Alianza para el Progreso, los Cuerpos de Paz, la Cooperación Internacional, las ONGs, han sido mecanismos para transplantar a los centros de las culturas dominantes de nuestras naciones las categorías de moda, como pobreza, mujer, medio ambiente, indígenas, globalización, discriminación, y otros conceptos precisos en el lugar donde se originaron, pero de dudosa aplicabilidad en Estados Nación que han surgido de nacionalidades no sedimentadas o despreciadas y dentro de esquemas influenciados de un imaginario caudillista, militarista, lleno de héroes imposibles, himnos y banderas.

NUEVA SITUACION EN LA IGLESIA

Cuántas veces la Iglesia se ha encerrado en su propio fanal sin abrir las ventanas más allá de un reducido horizonte. No sé si estaremos hoy en condiciones de entender en toda su amplitud y profundidad las dimensiones de los derechos humanos, que, en la perspectiva de la Encarnación, son también derechos divinos. No sé si los árboles nos impiden ver el bosque, o si una estructura de pecado como declaró Medellín (5) se consolida y avanza sobre el mundo, mientras ponemos parches. Asuntos como la globalización, el medio ambiente, el crecimiento desorbitado de las ciudades, la informalidad nos tienen que llevar a compromisos que tienden más a transformar la realidad que a verla como determinante e invariable.

 No se ve viable la solución a los problemas de los DD.HH. si no se reconocen las diferencias en términos de concreción y especificidad. No estará de más que recordemos algunos pasos de la historia: qué han significado, por ejemplo, las Cruzadas, al grito de Dios lo quiere, como ruptura y enfrentamiento con el Islamismo; o la legitimidad de la Conquista y Colonia de América en el debate de Francisco de Vitoria con Ginés de Sepúlveda, Bartolomé de Las Casas o Alonso de la Veracruz; o la Revolución Francesa, negada obcecadamente por la Iglesia cuando los valores que preconizaba eran la encarnación política de lo cristiano; o el desencuentro entre la Iglesia y la masonería por mantener ésta una posición avanzada de fe en la ciencia y en el progreso, por la confianza que puso en el uso de la razón, por la preconización de la comprensión universal sustentadas en lo transcendente, y que fue excomulgada por Clemente XII en 1783. Hay un despertar de una nueva conciencia de los creyentes que quieren seguir a Jesucristo pero liberados de tantas restricciones no contenidas en el Evangelio. Qué significan para la gente joven la convivencia o las relaciones prematrimoniales, los métodos de prevención de la natalidad, o la respuesta coherente en diversos aspectos de la fe con los nuevos temas de la evolución, la bioética, la vida y la muerte y el fin del mundo, etc. Algo inédito despierta sin que tengamos la capacidad de hacer uso de los elementos teológicos de que disponemos ni demos respuesta saludable a interrogantes de esta y otra naturaleza, y nos incorporemos a la marcha de la historia, partícipes del proyecto de Dios. 

Conceptuaremos los DD.HH. en tres niveles que a continuación trataré de esbozar.

1. NIVEL PROFUNDO

El antropocentrismo que cubrió gran parte de la historia de Occidente debe ser superado. Copérnico demostró que la Tierra no es el centro del mundo y es un planeta más del Sol, que es una estrella insignificante de la periferia de una galaxia más. A este propósito nos advierte Mosterín (6 ):

 "Darwin nos enseñó que la especie humana es el resultado de los mismos mecanismos de evolución biológica que han conducido a otros muchos millones de especies. Bacterias, hongos, árboles, delfines y humanos, todos descendemos de antepasados comunes, de los que nos hemos diferenciado por el mismo proceso de mutaciones genéticas, deriva y selección natural. Incluso nuestros pensamientos y emociones, y toda nuestra vida mental, son entendidos hoy en día como la actividad de nuestro cerebro, que es una versión más del cerebro mamífero" (7).

 Aunque aparentemente haya desaparecido, grandes elementos de nuestra concepción popular y nuestra vida cotidiana están impregnados de antropocentrismo. Kantianos, marxistas, Rawis o Habermas, tienen dificultad en analizar las cosas fuera de ese ámbito exclusivo. Sus teorías éticas son "totalmente estériles" en la búsqueda de soluciones a los grandes problemas que tienen un elevado ingrediente ecológico, en el decir del mismo autor.

Estos convencionalismos nos van a reducir al individualismo traducido, por ejemplo, en los conceptos de la nacionalidad y las migraciones. El problema está en que estas categorías se aplican solamente a sociedades organizadas en estados nacionales o soberanos independientes. "Muchos problemas importantes de la sociedad humana global –como migración, guerra y la paz, cooperación y competición sin trabas en el mercado mundial libre, administración de los recursos no renovables y escasos, contaminación de los ríos y mares, explosión demográfica, etc. – no pueden ser resueltos en el estrecho marco de los estados nacionales. El orden político basado en estados independientes y soberanos es obsoleto, anacrónico e inadecuado para resolver los problemas o aprovechar las oportunidades de nuestro tiempo" (8). El camino no está abierto a una visión global de toda la Tierra: avanzamos aún solos como pretendiendo defendernos de los demás y no tenemos los elementos mínimos para reconocernos habitantes de un planeta solitario que gira alrededor del Sol. 

Esta nueva ética nos llevará a comprender compasiva, solidariamente, a lo otro, a los otros, desde nuestra condición de individuos. No solamente a los seres humanos sino hasta la última de las moléculas y átomos, tan criaturas como nosotros, tan dependientes de Dios como nosotros, tan dignas de respeto como nosotros, tan parte de nosotros como nosotros mismos. Hay tres palabras que aprendí de un amigo colombiano y que nunca mejor que ahora para traer a esta asamblea: splaknisomae, conspiración y compasión. 

"Splaknisomae, significa en griego sentir con las vísceras, estar cargado de ese amor entrañable y sensitivo propio del corazón materno. Conspiración, en el lenguaje usual tiene un sentido de participar en forma secreta en el derribamiento de algún poder establecido. Para nuestro caso tiene un sentido etimológico de "respirar al unísono", "con-spirar", "respirar con", "sentir el mundo", "vibrar". Compasión, en el diccionario significa "un sentimiento de lástima hacia el mal o desgracia ajenos", literalmente significa "compartir la pasión, es decir, ser capaces de sentir lo que siente el otro", compartir la pasión de las rocas, de las nubes y del agua" (9). 

2. NIVEL DE ESTRUCTURAS POLITICAS 

A parte del nivel filosófico en la hermenéutica de los Derechos Humanos, existe una práctica histórica donde se muestran con extraordinaria transparencia los discursos latentes. Cabría preguntarse cuál es el resultado después de dos siglos de haberse formado los estados de América Latina bajo la égida de la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa (10). 

Nos encontraremos con:

  1. Pérdida progresiva de los derechos fundamentales que proclaman grandilocuentemente todas las cartas constitucionales (que han sido no pocas): libertad, ocupación, vivienda, trabajo, atención sanitaria, derecho de asociación, libre elección de candidatos, respeto a las diversidades, etc. (11).
  2. Imposición de normas legales que no están en las raíces de los diferentes grupos sociales que constituyen la mayor parte de la ciudadanía, perteneciente a diversidades étnicas y culturales, que flotan en la informalidad.
  3. Colonización expansiva y mesiánica desde el Estado a las diferencias (lenguas, educación, problema de aguas, frontera agrícola, colonización científica y tecnológica, etc.). (12).
  4. Incomprensión consecuente de la mayor parte de la gente de los lenguajes en contraste con el discurso oficial.
  5. Dependencia de los niveles superiores que rompe todo equilibrio en el principio de subsidiariedad.

Por otra parte a los Estados Nación en desarrollo se les ha tenido en cuenta pero sin condiciones mínimas de viabilidad y gobernabilidad. Se les ha reconocido como soberanos, pero paradójicamente se les ha incluido entre quienes necesitan ayuda internacional para su desarrollo, en desigualdad. Entre otras razones esta autonomía soberana ha sido posible merced al aprovechamiento de las tensiones de la Guerra Fría entre Este y Oeste, arrimándose con habilidad política a uno de los bloques. El fin de la Guerra Fría sin embargo ha comenzado a desencantar: estamos bajo el peso implacable del BM, el FMI, el BID o la OMC. Cada país está obligado a insertarse en la economía global bajo los mismos parámetros que los desarrollados. La consecuencia es que masas es que masas enteras desesperadas emigran en busca de oportunidades a las metrópolis de sus naciones, y de otros países, en todos los niveles: académicos, técnicos, obreros calificados y mano de obra no calificada.

MEJOR QUE TU PORQUE SOY MAS FUERTE QUE TU 

Estados delincuentes

San Agustín lo ilustra en la ciudad de Dios. Alejandro Magno le pregunta a un pirata qué le parecía la mar embravecida, el hombre le contesta con sorna: "Lo que te parece el tener tú turbada a toda la Tierra. Sólo que a mí, por hacerlo con un pequeño navío, me llaman ladrón, y a ti, por hacerlo con una gran escuadra, emperador" (De Civ. De., IV, 4). El prestigioso lingüista judío americano Noam Chomsky plantea que los medios de comunicación modernos son un sofisticado instrumento en manos del poder para alcanzar sus objetivos e involucrar a la opinión pública americana en el seguimiento de sus propuestas. La campaña electoral del Presidente Wilson en 1916 estaba sustentada en el lema "Paz sin Victoria". En menos de seis meses la Comisión Creel convirtió a una población pacifista en rabiosamente belicista que quería destruir al mundo entero con los alemanes dentro. Se utilizaron las mismas técnicas que más tarde se usarían para desencadenar el terror rojo, que logró destruir los sindicatos, eliminar la libertad de prensa y de pensamiento político (13). Allí nació la teoría de las relaciones públicas en todos los ámbitos del quehacer empresarial. Concluye así nuestro autor: "Los supuestos ideológicos de la teoría democrática liberal y del marxismo-leninismo se parecen mucho" (14). Lo mismo sucedió en Japón con la bomba atómica, en Corea, en Vietnam... Apuntarse en el movimiento pacifista era malo, ir contra el patriotismo. La historia ha demostrado tardíamente lo contrario. Lo mismo sucedió en la proliferación de la enemistad contra Cuba a partir de la operación Mangosta. Estados Unidos respaldó los bombardeos indiscriminados de Vietnam desde 1978: allí murieron 200 000 personas, 60 % de ellas civiles. Ni Estados Unidos ni Israel tenían que obedecer la Resolución 425 del Consejo de Seguridad de la ONU. Se trataba de una ocupación ilegal donde se han infringido todos los derechos humanos imaginables. En Timor Oriental los indonesios se cargaron a 200 000 personas bajo la mirada indiferente del Tío Sam. Se hizo con el respaldo de los Estados Unidos con apoyo diplomático y militar del exterior (15). Otro tanto podríamos decir de los Contras, la invasión de Granada, Panamá, la Guerra del Golfo... No habría más que regresar al triste recuerdo de la política americana con los pueblos indígenas que fueron arrinconados, violentados, exterminados. El presidente Bush anunciaba que, frente al siglo XXI, tenemos que defender-nos de las armas nucleares del Irak, aun cuando el Comité Especial de las Naciones Unidas (UNSCOM) indicaba claramente que Sadam no tenía condiciones especiales para ello. Inglaterra y Estados Unidos declararon sin embargo no sólo la guerra sino la contaminación del odio a Irak como estado delincuente. Más dramático es el caso de la información que la CIA ha desclasificado para la comisión especial anticorrupción del Congreso del Perú: en 1990 ya estaban al tanto de cómo Vladimiro Montesinos tenía estrechas relaciones con el narcotráfico y se adelantaba como el que gobernaría detrás del trono. ¿No estará de por medio la aceptación del pago de la deuda, o la rendición a los postulados del FMI?

Ramsey Clark había escrito: 

"La Declaración Universal (de los Derechos Humanos) estuvo dominada por la experiencia, las preocupaciones, los intereses y los valores de un reducido segmento de los pueblos de las Nacio-nes Unidas, principalmente los gobiernos de las naciones ricas, principalmente los Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Se hizo hincapié en los derechos políticos formulados a lo largo de siglos a partir de las historias de las respectivas naciones y se prestó poca atención a los derechos económicos, sociales y culturales" (16).

Mientras tanto Estados Unidos bloquea a 11 millones de cubanos y con ello contraviene la última resolución de la Asamblea General de la ONU, aprobada por 157 naciones y bloqueada con la oposición única de Israel y Estados Unidos. Los cubanos han visto conculcado este derecho a la vida por el todopoderoso Estados Unidos. Las sanciones impuestas a Irak han dejado tras de sí 1 500 000 vidas de personas, en su mayoría ancianos y niños. UNICEF ha elaborado un informe en que relata que en 1996 murieron 4 500 niños al mes, y 54 obispos católicos citaron al obispo de la región meridional del Irak para que informase de las epidemias que hacen estragos y se llevan a miles de recién nacidos y enfermos mientras los niños que sobreviven sucumben a la desnutrición (17).

 "Las sanciones destruyen la "dignidad y los derechos del pueblo de Irak" y son la forma más extrema de los "tratos crueles, inhumanos y degradantes" que prohíbe la Declaración" (18).

El control de la difusión es fundamental en el país del Norte. La CNN, ABC o CBS y la totalidad de la prensa escrita (que en asuntos internos es severamente crítica), orientan servilmente su información en el sentido que conviene al poder. Mientras tanto USA incrementa su propia y espectacular industria carcelaria, con más de un 1 000 000 de presos, un 40 % de varones afroamericanos y muchos Estados con la Pena de Muerte. Gasta en sus fuerzas armadas más que la suma de diez presupuestos militares de otras naciones y vende la mayor cantidad de armas en el mundo. Su stock de armamento será renovado después de la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York, y se calcula en más de 200 000 millones de dólares, cuyas partes han encargado a la Rolls Royce de Gran Bretaña. Rechaza además la creación de un tribunal internacional de crímenes contra la humanidad.

 Sin hablar de las estrategias criminales de la CIA en el mundo, sus eliminaciones extrajudiciales sistemáticas, el apoyo a aquello que le conviene al Estado. Un caso típico es el de Afganistán: primero apoyaron a los talibanes contra los rusos; ahora, por perseguir a Bin Laden, se están viendo en la necesidad de negociar con la Alianza del Norte.

Aparecen nuevos enemigos frente a los cuales se adoptan posiciones "apocalípticas", que tienen resonancias quaqueras. La Guerra ahora es mejor. Se ha convertido en todo un negocio. Se amplía a un frente que penetra todos los rincones del mundo: terrorismo, narcotráfico y delincuencia, que justifican la presencia de tropas americanas de cualquier país, guardianes de todos los mares, pretendiendo guerras de baja intensidad, bajo pretexto de represión de la droga, como la zona andina y el "Plan Colombia".

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P. Joaquín García, OSA
Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía (CETA)
Vicariato Regional de Iquitos

 NOTAS

  1. CONSTITUCION POLITICA DEL PERU. Edición Oficial del Congreso de la República. Lima: 1993. Artículos 1 y 2.
  2. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. La autoridad de la verdad: momentos oscuros del Magisterio Eclesiástico. Barcelona: Facultat de Teologia de Catalunya/Editorial Herder, 1996.
  3. ATIENZA, Juan G. Los pecados de la Iglesia: memoria de una ambición. Barcelona: Juan G. Atienza/Eds. Martínez Roca, 2000.
  4. HOBSBAWM, Eric. Historia del siglo XX: 1914-1991. Barcelona: Crítica (Grijalbo Mondadori), 1998. Págs. 290 y ss.
  5. SEGUNDA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO. Medellín: 1968. Documentos finales.
  6. MOSTERIN, Jesús. "El nivel ecológico de la conciencia moral", en Hombre, naturaleza y filosofía. Iquitos: UNAP, 2001. Pp. 110-111.
  7. Ibid. 110. En este sentido veánse también: Antonio R. Damasio. El error de Descartes. Stgo.de Chile: Ed. Andrés Bello, 1998. 2da. Ed.; Antonio R. Damasio. Sentir lo que sucede: cuerpo y emoción en la fábrica de la consciencia. Stgo. De Chile: Ed. Andrés Bello, 2000; Guitton, Jean. Dios y la ciencia: Hacia el metarrealismo. Madrid: Ed. Debate, 1998.; Marantz Henig, Robin. El monje en el huerto: la vida y el genio de Gregor Mendel, padre de la genética. Madrid: Ed. Debate, 2001; Claro, Francisco. A la sombra del asombro: El mundo visto por la física. Stgo. Chile: Andrés Bello, 1999. 3ra. Ed.
  8. MOSTERIN, op. cit. Pág.113.
  9. GARCIA SANCHEZ, Joaquín. Educación y medio ambiente. Iquitos, 1998. 11ª. Convención Nacional de Educación Católica (Iquitos, 4-6 de agosto de 1998).
  10. TOCQUVILLE, Alexis de. La democracia en América. 2 vols. Madrid: Alianza Editorial, 1996. RIVERO, Oswaldo de. El mito del desarrollo: Los países inviables en el siglo XXI . Lima: Fondo de Cultura Económica, 2001.
  11. Una gran parte de las Constituciones de los Estados Nación de América Latina de la última década es una muestra palmaria de lo mismo.
  12. DOUROJEANNI, Axel. Integración de regiones y culturas y su impacto en el desarrollo sustentable. Stgo. De Chile: SEPAL, 1991. Pro manuscript.
  13. CHOMSKY, Noam. Actos de agresión. Barcelona: Crítica, 2000. Pág. 10.
  14. Ibid. 12.
  15. Ibid. 33.
  16. Ibid. 162.
  17. Ibid. 147.
  18. Ibid. 163.