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Los
Derechos Humanos y
el Desafío de la Orden en América Latina
“Belleza tan antigua,
tan nueva”.
Estas
palabras famosas de nuestro Padre acerca de Dios, se podían aplicar en un
sentido analógico al tema de los Derechos Humanos.
Porque el tema es tan antiguo como la revelación del Dios Libertador
que escuchó el grito del pueblo sufriente en la esclavitud, tan nueva como la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 que es “una de
las más altas expresiones de la conciencia humana de nuestros tiempos.”
[1]
En este sentido la
Iglesia puede decir que siempre se ha preocupado de los derechos humanos, en
el sentido que las raíces están en la promoción de la dignidad humana y que
en este campo la Iglesia ha estado presente.
Por otro lado, es un tema nuevo para la Iglesia.
El Papa Juan XXIII es el primero en subrayar el tema abrazando los
valores de la Declaración Universal y poniéndolos dentro del contexto de la
doctrina social de la Iglesia
[2]
.
Del
mismo modo que la Iglesia, nuestra Orden puede encontrar en sus raíces
históricas fundamentos que indican un gran respeto por los derechos humanos,
pero la lista actual de estos derechos es un tema que recientemente estamos
conociendo y nos falta mucho todavía, para que podamos decir que la defensa
de dichos derechos es parte integral de nuestra evangelización.
Me
han invitado para ofrecer una reflexión sobre el tema de los derechos humanos
desde la perspectiva de nuestra Orden en América Latina.
Para hacer esta reflexión voy a partir de la metodología del
ver-juzgar-actuar. Es decir,
primero haremos una evaluación general de la realidad de los derechos humanos
en América Latina; luego veremos lo que nuestra espiritualidad y la doctrina
de la Iglesia puede decirnos; y, finalmente, concluiremos con los desafíos
que nos presentan como Orden al servicio de la nueva evangelización en este
continente.
En
primer lugar tenemos que entender que el tema de los derechos humanos es “siempre
nuevo”, es decir, siempre hay una creciente concientización de lo que son
los derechos humanos. La lista aumenta en la medida que seamos más conscientes de
lo que hay atrás de la profunda revelación de la dignidad humana por ser
imagen de Dios. Puesto que
la Biblia nos presenta la historia de salvación como una esperanza creciente(
3
)
[3]
, el tema de los DDHH es
también el resultado de una concientización creciente.
Por lo cual, la Declaración Universal de 1948, subraya más lo que se
llama “derechos de primera generación.” Estos se refieren principalmente
a los derechos políticos y cívicos que son fruto directo de la Ilustración. Pero poco a poco, otros derechos han sido reconocidos tanto
por las Naciones Unidas como por el magisterio de la Iglesia(4
),
[4]
los “derechos de segunda generación” que se enfocan a los
derechos económicos, sociales y culturales.
Seguramente no es un proceso que va a terminar ahí, sino que con el
paso de tiempo se van a codificar otros derechos que son considerados
esenciales para el ser humano. Mientras crezcamos en la concientización de lo
que es ser plenamente humano, vemos nuevos horizontes que sirven como crítica
de nuestro presente y del pasado. Esto nos invita siempre a profundizar más en hacer más
amplio nuestro concepto de los DDHH.
I
Nuestra
Realidad Latinoamericana
En
el Documento de Santo Domingo (164ss) nuestros obispos señalan algunas
características de la sociedad que constituyen los nuevos signos de los
tiempos. Podemos señalar algunos
de estos signos relacionados con este tema. El primero (derechos humanos) y el
cuarto (democracia) se refieren a derechos considerados de primera
generación, y el segundo (destino universal y ecología) y el tercero (la
economía) son derechos humanos de la segunda generación como he señalado
arriba.
1)
Los Derechos Humanos
Aunque
lleva el titulo de “derechos humanos” su uso aquí se refiere
particularmente a los derechos cívicos-políticos mientras que los derechos
sociales-económicos-culturales se refieren con otros nombres que veremos
enseguida. Refiriéndose a este
tema, los obispos comentan:
“La conciencia de los derechos humanos ha
progresado notablemente desde Puebla, junto con acciones significativas de la
Iglesia en este campo. Pero al mismo tiempo ha crecido el problema de la
violación de algunos derechos, se han incrementado las condiciones sociales y
políticas adversas.” (SD,166)
Ciertamente
el tema de los derechos humanos ha avanzado en la conciencia de los
latinoamericanos, pero todavía nuestro continente está marcado por las
huellas de un estado poderoso que puede aplastar en cualquier momento los
derechos de los individuos. La
doctrina de la Seguridad Nacional, definido en Puebla como: una “visión que
podríamos llamar estatista del hombre... Pone al individuo al servicio
ilimitado de la supuesta guerra total contra los conflictos culturales,
sociales, políticos y económicos...”(
5
)
[5]
(Puebla, 314). Ésta es una
visión del estado y del hombre en contradicción con la visión cristiana
como los obispos subrayan:
“La
Doctrina de la Seguridad Nacional entendida como ideología absoluta, no se
armonizaría con una visión cristiana del hombre en cuanto responsable de la
realización de un proyecto temporal ni del Estado, en cuanto administrador
del bien común. Impone, en efecto, la tutela del pueblo por élites de poder,
militares y políticas, y conduce a una acentuada desigualdad de
participación en los resultados del desarrollo.” (Puebla, 549)
Sin embargo, sería
ingenuo creer que esta doctrina desapareció con la llegada de los regímenes
democráticos. Ciertamente el
documento de Puebla está escrito en 1979 cuando la mayoría de nuestros
gobiernos eran militares y cuando conflictos internos por causa de la
guerrilla y la lucha entre los dos grandes bloques políticos (EEUU y la
Unión Soviética) que resultó en una opresión militar espantosa en muchos
de nuestros países. Hoy vivimos
en otros tiempos y la democracia está presente en casi toda América.
Pero la filosofía detrás de la ideología de la doctrina social
todavía marca a nuestros pueblos. La idea que el estado es el todopoderoso,
que los derechos del uno puede sacrificarse en nombre de todos, es parte de
una cosmovisión(
6
)
[6]
de muchos de nuestros pueblos.
En una sociedad donde aumenta el crimen y de la delincuencia(
7
)
[7]
o reine todavía la guerra
interna (Ej. Colombia), el argumento de un estado poderoso que impone lo que
llama la “seguridad nacional” tiene una cierta atracción.
Pero es la atracción del “engaño de las Sirenas”, ofreciendo una
visión falsa de seguridad al precio de los derechos fundamentales de la
persona, al final causando daños profundos.
Según la visión de la Iglesia, estos derechos no son violables bajo
cualquier pretexto.(
8
)
[8]
Confirma esta visión el
Secretario General de las Naciones Unidas en su discurso al recibir el
Centenario Premio Nobel de la Paz:
“La
Carta Magna de las Naciones Unidas comienza con las palabras ‘Nosotros, los
pueblos.’ Lo que no está siempre reconocido es que ‘nosotros los pueblos’
está hecho de individuos cuya reclamación de sus derechos fundamentales han
sido sacrificados demasiadas veces en el supuesto interés del estado o
nación. Un genocidio comienza
con la matanza de una sola persona, no por lo que ha hecho, sino por quien
es... Lo que comienza con la omisión de mantener la dignidad de una sola
vida, demasiadas veces termina con una calamidad por naciones enteras.”(
9
)
[9]
2)
La Ecología y el destino universal de los bienes y de la tierra
Ciertamente
el tema de la ecología ha despertado mucho interés en América Latina(
10
)
[10]
y desde la perspectiva
cristiana está vinculado con el tema del destino universal de los bienes.(
11
)
[11]
Los problemas graves ecológicos son la consecuencia de una visión de
desarrollo puramente económico donde el afán de acumular bienes toma en
segundo plano la limitación de los recursos naturales o el daño causado por
prácticas de consumo. Juan Pablo
II en sus encíclicas sociales ha dado mucho énfasis a la necesidad de poner
al hombre en el centro de cualquier sistema económico.
Cuando esto sucede se da cuenta que toda la creación está por todos
los habitantes y existe la necesidad de asegurar una justa distribución de
los recursos naturales tomando en cuenta las generaciones futuras.
No
es sorpresivo para nadie que hay una brecha cada vez más grande entre los
pocos que tienen los recursos del mundo y las masas que tienen poco.
Los 20% más ricos del mundo gastan en consumo 86% de los recursos,
mientras que la quinta parte más pobre gasta solo 1,3%, es decir los más
ricos gastan más de 66 veces por persona que los más pobres.(
12
)
[12]
Esta es una brecha que muestra claramente que no existe la convicción
que los recursos del mundo estén destinados a todos y el problema solo crece.
Mientras que en 1950 la diferencia entre el país más rico y el país
más pobre de ingresos por persona era 35 veces, medio siglo después,
después de dos décadas declaradas por las Naciones Unidas como “década de
desarrollo”, la diferencia entre el país más rico y el más pobre hoy es
más de 70 veces.(
13
)
[13]
“Es comúnmente sabido que el
abismo entre la minoría de los excesivamente ricos y la multitud de los
miserables es un síntoma muy grave en la vida de toda sociedad.”(
14
)
[14]
3)
Un Nuevo Orden Económico
Muy
relacionado con el tema anterior es la del orden económico.
Los obispos describen este problema del modelo económico neo-liberal
actualmente vigente en nuestros países latinoamericanos:
“El
empobrecimiento y la agudización de la brecha entre ricos y pobres golpean de
modo grave a las grandes mayorías de nuestros pueblos debido a la inflación
y reducción de los salarios reales y a la falta de acceso a servicios
básicos, al desempleo y al aumento de la economía informal y de la
dependencia científico -tecnológica.
Se difunde una mentalidad y un estilo de vida consumistas y egoístas,
ampliamente divulgados por los medios de comunicación social. Esto dificulta
o impide una organización social más justa y digna.” (SD, 199)
El
sistema económico mantiene la situación de injusticia a un nivel que se
puede considerar como la manifestación del pecado social.(
15
)
[15]
Es un sistema basado en la visión puramente económica del hombre,
donde el otro se convierte en instrumento de riqueza de uno y no es
considerado como una persona hecha a imagen y semejanza de Dios.(
16
)
[16]
El resultado es la creciente brecha entre los países “del sur” y
los “del norte”, el pago de una inmoral deuda externa (y eterna), y un
aumento del nivel de pobreza absoluta que sufren nuestros pueblos.(
17
)
[17]
4)
La democracia
El
estadista famoso, Winston Churchill, quien dirigió a Inglaterra durante la
segunda guerra mundial, una vez comentaba: “La democracia es la peor forma
de gobierno, excepto por todas las demás.”
Ciertamente sufrimos en América Latina con una baja percepción del
valor de la democracia. Aunque, hemos superado el tiempo de los gobiernos
dictatoriales, no hay un apoyo fuerte a la democracia.
Los obispos en Santo Domingo constatan:
“La
convivencia democrática, que se afianzó después de Puebla, en algunos
países se ha venido deteriorando, entre otros factores, por los siguientes:
corrupción administrativa, distanciamientos de los liderazgos partidistas con
relación a los intereses de las bases y las reales necesidades de la
comunidad; vacíos programáticos y desatención de lo social y ético
-cultural de parte de las organizaciones partidistas; gobiernos elegidos por
el pueblo, pero no orientados eficazmente al bien común; mucho clientilismo
político y populismo, pero poca participación.” (SD,192)
Ciertamente
las últimas encuestas a nivel continental subrayan que nuestro pueblo
todavía no ve un gran valor en la democracia en sí misma.
Este año(
18
)
[18]
en América Latina solo 48%
dice que la democracia es la mejor forma de gobierno, una bajada significativa
del 60-62% que mantenía esto desde 1996 hasta 2000.
Frente a los problemas económicos el pueblo culpa a sus gobernantes,
pero extiende esto al sistema democrático.
Esto es muy diferente de los países con larga tradición democrática,
donde el mal manejo económico resulta en desconfianza con los lideres
políticos, pero casi nunca con el sistema democrático.
Al contrario, el sistema democrático está visto como la mejor forma
de acabar con los políticos malos.(
19
)
[19]
Pero en América Latina 50% dice que no importa si los militares
lleguen al poder, mientras
resuelvan la crisis económica. Hay
una alta correlación entre el desempeño económico y el apoyo al sistema
democrático, con el resultado aparente de que los bienes económicos están
compitiendo con el sistema democrático en vez de comprender que son
complementarios. Como concluye el estudio del instituto Latinobarámetro:
“el optimismo que acompañó el renacimiento de la democracia en la
región hace dos décadas se ha gastado hasta hacerse muy delgado.”
20
[20]
II
Juzgar desde la Espiritualidad Agustiniana
A
la luz de estos fenómenos o signos de los tiempos, ¿qué nos ofrece nuestra
espiritualidad agustiniana? Solo
ofrezco unas líneas generales consciente que otros pueden desarrollarlos
mucho mejor. Creo que cada uno de
los cuatro elementos señalados arriba tiene una respuesta muy concreta en la
perspectiva agustiniana. Señalaría
cuatro respuestas desde nuestra espiritualidad y seguramente otros pueden
añadirse a la lista.
1)
Conciencia Crítica
2)
Todo destinado a todos
3)
La Comunión de Bienes
4)
Estructuras democráticas
La
Conciencia Crítica
Los
abusos contra de los derechos humanos son generalmente cometidos por los
gobiernos o personas apoyados por ellos.
El estado tiene un gran mecanismo de propaganda en los medios de
comunicación social que utilizan para formar las conciencias de su propio
pueblo. El ejemplo de San
Agustín en la Ciudad de Dios cuando, utilizando una historia del
encuentro entre Alejandro Magno y un pirata, critica la manipulación de la
verdad por el emperador para poder justificar acciones que son injustas, nos
exige una actitud crítica. “Los agustinos debemos resistir a ser engañados
por los emperadores cuando critican a los piratas.
En el mundo moderno, la tecnología electrónica y los medios de
comunicación social permiten a los emperadores crear imágenes revertidas.”(
21
)
[21]
Una
tarea muy enraizada en San Agustín es precisamente la de desenmascarar la
mentira y el engaño del gobierno. Es
el gobierno que propone la doctrina de la “Seguridad Nacional” pintándolo
como una exigencia frente a la situación de crisis e inestabilidad que pasa
en el país. Pero la perspectiva
agustiniana tiene que ser orientada hacia la sospecha de lo que hace el
gobierno y no dejarse ser llevado por la emoción, el nacionalismo, o el
engaño, sino estar en constante “crítica de todas y cada estructura
humana... busca las oportunidades para protestar.”(
22
)
[22]
Lo
mismo se puede decir en el ámbito internacional, donde los países
industrializados, que controlan los medios de comunicación social, pueden
presentar el sistema neo-liberal como la expresión máxima de la libertad
humana, en vez de mostrarlo tal como es, un sistema de neocolonialismo.(
23
)
[23]
Todo
destinado a Todos
Para
Agustín la paz está basada en el justo orden de las cosas (tranquillitas
ordinis) que exige una tarea constante para asegurar la justicia.(
24
)
[24]
Aquí vemos la relación intima entre la paz y la justa distribución
de los recursos del mundo, dado por el Creador, para el uso de todos.
Agustín mantiene que:
“Los bienes de consumo son de quienes los necesitan, quien los posee
es solamente un custodio, por tanto, uno no puede disponer de ellos como le
pegue la gana. La capacidad de
justicia del cristiano se mide, respecto a los bienes, por su relacionarse con
el pobre, en el sentido de considerarlo un necesitado que debe recuperar sus
bienes.”(
25
)
[25]
Se puede decir que, desde
esta perspectiva agustiniana, que hay una hipoteca social(
26
)
[26]
en cuanto a los bienes que uno
posee y que no es cuestión de caridad distribuirlos a los pobres, sino una
exigencia de la justicia(
27
)
[27]
ya que lo superfluo
verdaderamente les pertenece.
La
Comunión de Bienes
Frente al sistema
económico actual donde los que tiene acumulan más y los que no tienen se
quedan aún más empobrecidos, nosotros ofrecemos la visión de la comunión
de bienes. Agustín considera la
comunión de bienes como la primera realización del amor al prójimo y esta
se convierte en una crítica a la situación global donde la suma de las
fortunas de las 225 personas más ricas del mundo es igual a la suma de los
ingresos anuales de los 2,500 millones más pobres del mundo.(
28
)
[28]
Van Bavel comenta: “Un estilo de vida sencillo no es un fin en sí
mismo. Está siempre al servicio
de dos fines: uno la creación de justas y buenas relaciones al interno de la
comunidad, y otro, combatir la injusticia en el mundo.”(
29
)
[29]
Para llegar a la comunión de bienes se requiere una transición del
interés privado al común, y esto es lo que Agustín propone para que su
monasterio sea un ejemplo.(
30
)
[30]
De hecho “la
comunidad agustiniana puede presentarse como paradigma de la comunión de
bienes” para el mundo de hoy.(
31
)
[31]
La
democracia
Ciertamente si somos
críticos no podemos decir que la Iglesia estuvo en la vanguardia de las
instituciones que promovían el valor fundamental de la democracia.
Pio IX tenía una gran sospecha hacia esta forma de gobierno y hemos
tenido que esperar hasta Juan XXIII en la encíclica Pacem in Terris para
una clara opción a favor de la democracia.(
32
)
[32]
Sin embargo, nuestra “cultura agustiniana” tiene raíces muy
democráticas que, así como hacemos con la comunión de bienes, presentamos
una paradigma al mundo de la democratización del poder.(
33
)
[33]
Desde nuestras primeras
Constituciones hemos visto la fuente de la autoridad no en la persona elegida
para ser el hermano mayor, sino en el Capítulo. Los capítulos, locales, vicariales, provinciales o
generales, representan una creencia en la manifestación de la voluntad de
Dios en el grupo reflexionando juntos y logrando acuerdos. Luego el encargo de
ejecutar esta voluntad está encomendado a los lideres, también elegidos.
Este sistema es parte esencial de nuestro carisma y representa un
espíritu democrático que viene manifestándose claramente en el mundo
político solo a fines del siglo XVIII.
Como tal, nuestra
espiritualidad agustiniana nos ofrece mucho para hacernos portavoces del valor
de la democracia en la sociedad de hoy. Somos
una Orden religiosa con una forma de gobierno muy democrático y esto existía
siglos antes que su valor estuviera asumido por el mundo político.
Ir a la segunda parte
[1]
Juan Pablo II, Discurso en
Ocasión del 50º Aniversario de las Naciones Unidas, 5 de Oct. 1995,
no. 2.
[2]
Juan XXIII, Pacem in Terris, nos. 9-27.
[3]
Las Sagradas Escrituras nos
presentan la visión de una esperanza que crece. Para dar dos ejemplos: La tierra de pastos prometidos a Abraham convierte en la
tierra que mana leche y miel durante Éxodo;
luego durante el cautiverio se añade la imagen de la ciudad
adornada, y termina con la visión de Isaías de una ciudad donde se
encuentren todos los pueblos. También
la promesa a Abraham crece a ser la Alianza de Pueblo de Dios en Sinaí,
luego la Alianza perpetua de David, y finalmente la nueva Alianza de la
plenitud ofrecido por Jesucristo.
[4]
La ONU aprobó en 1966 la Declaración
de Derechos Políticos y Civiles que incluye el derecho a la vida,
participación política, acceso libre a información, libertad de
expresión, de reunirse y asociarse, juicios justos, libertad de esclavitud,
tortura y castigos crueles. En
el mismo año aprobó la Declaración de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, conocidos como derechos de “segunda generación,” y
incluye el derecho a trabajo, comida, vivienda, salud y educación.
En 1979 aprobó la Convención para la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer que afirma los derechos de la
mujer a la participación política, a salud y a matrimonio entrado
libremente. Diez años después
aprueba a Convención sobre los Derechos del Niño en la cual se
reconoce que los niños tienen un derecho de ser amados, algo nunca
contemplado como un “derecho” en la Declaración Universal de 1948.
También trata de ofrecer protección contra la explotación de los
niños en el campo sexual, de trabajo o de servicio militar.
En 1994 se desarrolla la Declaración de Derechos Humanos y el
Medioambiente que se enfoca sobre el derecho de un medioambiente sano
sin contaminación, a comida y agua no-contaminada, etc.
[5]
“Las ideologías de la
Seguridad Nacional han contribuido a fortalecer, en muchas ocasiones, el
carácter totalitario o autoritario de los regímenes de fuerza, de donde se
ha derivado el abuso del poder y la violación de los derechos humanos. En
algunos casos pretenden amparar sus actitudes con una subjetiva profesión
de fe cristiana.” (Puebla, no. 49)
[6]
Lo que se llama en la
antropología cultural “la configuración cultural” que se refiere a la
psicología de una cultura o su manera de interpretar la realidad.
[7]
80% de latinoamericanos
estima que el crimen “se ha incrementado mucho” en los últimos tres
años. Fuente: Latinobarómetro, 2001.
http://www.latinobarometro.org/ano2001.htm
[8]
“La Iglesia, al proclamar
el Evangelio, raíz profunda de los derechos humanos, no se arroga una tarea
ajena a su misión, sino, por el contrario, obedece al mandato de Jesucristo
al hacer de la ayuda al necesitado una exigencia esencial de su misión
evangelizadora. Los Estados no conceden estos derechos; a ellos les
corresponde protegerlos y desarrollarlos, pues pertenecen al hombre por su
naturaleza.” (SD, 165)
[9]
Kofi Annan, Discurso al
Recibir el Premio Nobel de la Paz, 10 de diciembre de 2001. El discurso
está en inglés y se encuentre en la página web: www.nobel.se; traducción
del autor. En el mismo discurso
observa que: “la soberanía de los Estados no puede ser usado más como un
escudo para las violaciones masivas de los derechos humanos.”
[10]
Es de recordar la Conferencia
de las Naciones Unidas que se realizó en Río de Janeiro, Brasil en 1992
(Eco’92) el mismo año que la Conferencia de Santo Domingo. También
véase la publicación Ecoteología: Una Perspectiva desde San Agustín.
Ed. Roberto Jaramillo (México: OALA, 1996).
[11]
“Las propuestas de
desarrollo tienen que estar subordinadas a criterios éticos. Una ética
ecológica implica el abandono de una moral utilitarista e individualista.
Postula la aceptación del principio del destino universal de los bienes de
la creación y promoción de la justicia y solidaridad como valores
indispensables.”( Santo Domingo, 169); ve Juan Pablo II,
Sollicitudo Rei Socialis no. 34. También Centesimus Annus,
no. 30.
[12]
PNUD, Informe sobre
Desarrollo Humano 1998 (Madrid: Mundi-Prensa Libros, 1998), 2-3.
La diferencia en automóviles es 145 veces más consume la quinta
parte más rica en comparación con los más pobres; 77 veces más de papel;
49 veces más de líneas telefónicas; 17 veces más de energía; 11 veces
más de carne; 7 veces más de pescado.
[13]
En 1870 la diferencia de
ingresos por persona entre el país más rico y el más pobre era 3 veces;
en 1913, 11 veces; en 1950, 35 veces; en 1973, 44 veces; en 1992, 72 veces.
Juan Pablo II, Laborem Exercens, dice “La distancia entre la mayor
parte de los Países ricos y los Países más pobres no disminuye ni se
nivela, sino que aumenta cada vez más, obviamente en perjuicio de estos
últimos.”no.17. También Sollicitudo Rei Sociales, 14, 17, 28 y Centesimus
Annus, 4.
[14]
Juan Pablo II, Discurso
ante la ONU, 1979, no. 18.
[15]
“...por una especie de
dinámica interior y bajo el empuje de mecanismos que no puedan dejar de ser
calificados como perversos, provoca efectos negativos hasta en los Países
ricos. El tema de estructuras de pecado o pecado social se refiere a “la
suma de factores negativos, que actúan contrariamente a una verdadera
conciencia del bien común universal y de la exigencia de favorecerlo,
parece crear, en las personas e instituciones, un obstáculo difícil de
superar.” Sollicitudo Rei Socialis, 36.
También “Las decisiones, gracias a las cuales se constituye un
ambiente humano, pueden crear estructuras concretas de pecado, impidiendo la
plena realización de quienes son oprimidos de diversas maneras por las
mismas.” Centesimus Annus, 38; ve no. 75.
Los obispos de AL comentan: “Vemos, a la luz de la fe, como un
escándalo y una contradicción con el ser cristiano, la creciente brecha
entre ricos y pobres. El lujo de unos pocos se convierte en insulto contra
la miseria de las grandes masas. Esto es contrario al plan del Creador y al
honor que se le debe. En esta angustia y dolor, la Iglesia discierne una
situación de pecado social, de gravedad tanto mayor por darse en países
que se llaman católicos...” (Puebla, 28). También: “La Iglesia defiende los auténticos valores
culturales de todos los pueblos, especialmente de los oprimidos, indefensos
y marginados, ante la fuerza arrolladora de las estructuras de pecado
manifiestas en la sociedad moderna.” (Santo Domingo, 243).
Medellín utilizaba el término “violencia institucionalizada,”
2,16.
[16]
Para ver más sobre el
particular, se puede confrontar la sección IV de Sollicitudo Rei
Socialis.
[17]
En AL 30% de la población
urbana y 54% de la población rural está debajo la línea de pobreza.
CEPAL, Panorama Social de América Latina (Naciones Unidas: Santiago,
Chile, 1998), 35. Según el
informe el nivel de indigencia no ha mejorado nada, incluso es peor, que en
el año 1980.
[18]
Todos estas estadísticas son
tomadas de la encuesta realizada por la organización chilena,
Latinobarómetro. Se pueden
encontrar estos y más datos en su página informática web:
http://www.latinobarometro.org/ano2001.htm
[19]
Marta Lagos, directora de
Latinobarómetro, comenta: “En democracias industrializadas, estables, no
importa qué tan mal lo haga el gobierno, la democracia como sistema no es
castigada.”
[20]
Ve las conclusiones del
estudio de Latinobarómetro.
[21]
Robert DODARO, “San
Agustín y la Ecoteología. Algunas
claves de interpretación,” en Ecoteología: Una Perspectiva desde San
Agustín, 274. Por el mismo
autor, “Agustín, Promotor de la Justicia y la Paz,” en La Promoción
de la Justicia y la Paz al Estilo Agustiniano (Roma: Curia Agostiniana,
1999), 7-14.
[22]
Robert MARCUS, Saeculum: History and Society in the Theology of St.
Augustine (Cambridge: Cambridge Univ. Press,
1970), 168-169. Ver también:
Luis Antonio PINHEIRO, “Una Reflexión de San Agustín que puede
iluminarnos sobre el tema de la Conciencia Crítica,” en El Mundo
Político-Económico: Una Perspectiva desde San Agustín. Ed. Roberto
Jaramillo (México: OALA, 1999), 89-120.
También el artículo de Pedro RUBIO, “San Agustín: Una Conciencia
Crítica para Hoy,” en San Agustín y la Liberación Reflexiones desde
América Latina (Lima: CEP y CETA, 1986), 217-237 donde comenta: “San
Agustín es, en realidad, una memoria subversiva para hoy”, y sigue
ofreciendo una serie de citas que interpela la realidad y nuestra manera de
comprenderla.
[23]
Ve la referencia a
neo-colonialismo y imperialismo económico en Pablo VI, Populorum
Progressio, 52. Juan Pablo II, Sollicitudo Rei Socialis, 22,
comenta en referencia a los dos bloques pre-caída del muro de Berlín: “Cada
uno de los dos bloques lleva oculta internamente, a su manera, la tendencia
al imperialismo, como se dice comúnmente, o a formas de neocolonialismo:
tentación nada fácil en la que se cae muchas veces, como enseña la
historia incluso reciente.”
[24]
“La «tranquilidad del
orden», según la definición agustiniana de la paz, no es, pues, pasividad
ni conformismo. No es, tampoco, algo que se adquiera una vez por todas; es
el resultado de un continuo esfuerzo de adaptación a las nuevas
circunstancias, a las exigencias y desafíos de una historia cambiante. Una
paz estática y aparente puede obtenerse con el empleo de la fuerza; una paz
auténtica implica lucha, capacidad inventiva, conquista permanente. La paz
no se encuentra, se construye” (Medellín: 2,14)
[25]
Vittorino GROSSI, “De los
Años 80s a Nuestros Días: ¿Hacia Nuevas Perspectivas de Diálogo entre
Nuestra Sociedad y el Mundo Cristiano,” en El Mundo
Político-Económico: Una Perspectiva desde San Agustín, 162.
[26]
Termino usado por Juan Pablo
II al abrir la conferencia de Puebla, citado en Puebla, 492.
También Sollicitudo Rei Socialis, 42.
[27]
Pablo VI, Populorum
Progressio, 49. Juan Pablo II, Sollicitudo Rei Socialis, 31.
[28]
PNUD, Informe Sobre el
Desarrollo 1998, 30.
[29]
T.J. Van Bavel, O.S.A. “Espiritualidad
Agustiniana para la Iglesia en el Mundo Moderno,” en La Familia
Agustiniana Ante el Tercer Milenio (Roma: Curia Generalizia Agostiniana,
1999), 52.
[30]
Bernard BRUNING, “La Caída
de Roma y su Significado Religioso.” En la Familia Agustiniana Ante el
Tercer Milenio,” en La Familia Agustiniana, 70.
[31]
Capítulo General Intermedio
de 1998 Agustinos
en la Iglesia Para el Mundo de Hoy,
no. 27.
[32]
También ve Juan Pablo II, Centesimus
Annus, 46.
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