Proyecto
Hipona:
Corazón Nuevo
Encuentro Vida Sempre Nova
São Paulo, Brasil
mayo2003:
Crónica
del Encuentro
Homilia
de Apertura (Prior General)
Discurso
de Apertura del Prior General
Comentario
del Equipo de Animación sobre el Desarrollo del Proyecto
Comentarios
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HOMILIA – MISA DE APERTURA
ENCUENTRO “VIDA SEMPRE NOVA”
26
mayo 2003
En
esta celebración eucarística, con la cual estamos comenzando un nuevo
encuentro de tanta importancia en la vida de la Orden, quiero expresar
mi gratitud por los sacrificios que todos han hecho para poder estar
aquí presentes: casi todos los miembros del consejo general; los
provinciales y vicarios de las circunscripciones de America Latina con
los animadores del Proyecto, y también los provinciales que han venido
de otros países por acompañarnos y manifestar su sincero deseo de seguir
promoviendo este proceso de renovación y revitalización de la Orden
en estas tierras.
Las palabras de introducción a la liturgia, y los símbolos que tenemos
delante el altar, nos hablan de la imagen de un camino, de nuestro caminar.
En la Ciudad de Dios Agustín afirma que hay una parte de la ciudad
divina que está aún en la tierra, “en exilio”, y ésta es la ciudad peregrina.
Esta imagen nos recuerda que todos nosotros estamos en camino, y que
no podemos parar. Además, Agustín nos recuerda de la importancia de
caminar unidos, porque la unidad es signo de la presencia del Espíritu
con nosotros.
En América Latina,
llevamos ya más de diez años caminando en el proceso de revitalización
de la Orden. Fue el año 1992 cuando P. Miguel Angel Orcasitas convocó
el primer encuentro de todos los superiores de America Latina, llevado
a cabo el año siguiente en Conocoto, Ecuador. Se puso el primer paso
precisamente en el contexto de los 500 años de la llegada de la fe católica
en América - un momento histórico que fue causa de celebración y profunda
reflexión; debates y también de reconciliación y renovación.
Ese mismo año, se celebró en Brazil el Capítulo General Intermedio –
y fue promulgado el documento “La Comunidad Agustiniana – entre el Ideal
y la realidad”. En este documento, se dice que “ la Orden es la
comunión de hermanos en un solo corazón y una sola alma dirigidos hacia
Dios. La sociedad anhela la solidaridad de la comunión humana.
El recorrido de la Orden en los últimos veinte años y todos los documentos
emanados en este tiempo señalan claramente la comunión y la comunidad
como el nucleo de identidad y el camino del porvenir que la Orden
se ha marcado a si misma.” (CGO 92, #6).
En los 11 años que han pasado desde esos acontecimientos, y en los 10
años desde el primer encuentro a Conocoto, podemos identificar muchos
elementos de un verdadero camino – avances que se han realizado durante
este tiempo en la promoción de la identidad agustiniana, en la formacion
inicial y en otros cambios que se han dado en la gran mayoria de las
circunscipciones de America Latina.
Todo esto nos hace sentir y vivir lo que las palabras del Evangelio
indican – la vida es un camino, una peregrinación. Y Jesús tiene
que ser “el Camino, la Verdad e la Vida” si todo lo que estamos
haciendo va a tener sentido.
San Agustín pone aún más énfasis sobre este aspecto. “No estamos
todavía en la patria. Estamos aún en camino… ¿Adónde vamos?
A Cristo. ¿Cómo vamos a llegar? Por medio de Cristo.
Cristo es el único camino, y Cristo es el destino, la única verdadera
patria para la humanidad.” (en Ps. 123, 2).
Todos nuestros esfuerzos tienen que comenzar en Cristo, ser acompañados
por Cristo, y ayudarnos a llegar a Cristo. Este es el camino.
Para la Orden, este camino incluye aquellos aspectos que el Capítulo
General de 2001 nos propone como temas a profundizar: es estudio y
la formación permanente; el apostolado social; la comunión con la Familia
agustiniana; como también la santidad comunitaria de la cual hablamos
en la Carta dirigida a toda la Orden en noviembre del año pasado. Como
agustinos en América Latina, vemos que ya han pasado diez años de camino
en el Proyecto Hipona – Corazón Nuevo, con tantos esfuerzos generosos.
Ahora ha llegado el momento decisivo de la ETAPA OPERATIVA, y tenemos
que reconocer la importancia de concretar la renovación en los seis
niveles señalados: vida común, acción pastoral, formación inicial
y permanente, gobierno, espiritualidad, y administración. Todo esto
nos presenta un gran desafío y un llamado nevo a la conversión.
Que nuestros días de trabajo, de reflexión, de diálogo y búsqueda sirvan
para continuar caminando en este camino, el único camino, que es Jesús.
Renovemos nuestro deseo de trabajar e involucrar a los hermanos de cada
Circunscripción en el logro del Objetivo final del Proyecto: “Promover
en la Iglesia, inmersa en la sociedad, un dinamismo de conversión y
renovación permanentes por el testimonio de santidad comunitaria de
la Orden en América Latina.”
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